División y sospechas en el barrio: La detención que lo cambió todo

La detención de Elena en La Favorita 1922 provocó no solo la división del barrio, sino que además dio pábulo a rencores ocultos. Algunos vecinos que llevaban tolerando años y años a regañadientes a La Favorita, tras la redada policial, confirmaron en el fondo sus peores sospechas. ‘Esto no es un restaurante, se trata de un nido de delincuentes’, exclamó alguien entre la multitud donde la señora Peláez arengaba a sus seguidores entre la indignación y la celebración victoriosa. De todos modos, hay un grupo que no está del todo decidido a dar el paso y condenar a Elena.

Confianza ciega, ¿ingenuidad o complicidad?

Un pequeño grupo que se llevó la tienda de ultramarinos que murmuran que la policía está haciendo bien el trabajo: ¿y si no es más que una trampa? Julio, quiso restarle importancia a la urgencia y no ve la alerta de peligro que tiene, se lanzó a confiar en César y pero no se imaginaba la fatalidad de ello, César es un personaje indefinido, que no ha sido nunca un ciudadano ejemplar y la mayor parte de las veces no sabe o no quiere saber para quien está. Y aún así lo mira de frente, volcado en ayudarle.

Miradas ocultas, estrategias en las sombras

Por su parte, en una cafetería a dos calles del restaurante hay un ser extraño que lo está observando con gran interés. Una figura en la penumbra que ya se da por enterada y que solamente ahora, más tarde de todo, está observando los movimientos de aquellos que parecen estar planificando qué es lo que acaban de ver o, es más, qué es lo que les quieren hacer ver.

El punto de no retorno: violencia y caos

¿Es esta figura realmente la mente pensante tras la caída de Elena? La protesta frente a La Favorita alcanza niveles peligrosos cuando alguien arroja una botella contra el escaparate. El estrépito del cristal roto eleva aún más las tensiones, la policía que ha visto cómo ha degenerado la situación se ve obligada a intervenir con la esperanza de evitar mayores conflictos.

Lo que había comenzado como una manifestación pacífica ha pasado a un estado bastante más caótico aún, que amenaza con devorar el barrio entero. Entre el gentío, una cámara graba discretamente. ¿A quién le importa absolutamente todo esto?, ¿y para qué lo registra? Las piezas comienzan a moverse, aunque todavía faltan algunas de las más importantes.

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