La crisis provocada por el Covid-19, y posteriormente el proceso de desescalada que estamos sufriento, ha hecho que los españoles hayan ido cambiando sus hábitos a la hora de desplazarse por las ciudades. Entre las primeras medidas adoptadas, y según ha comprobado el portal Acierto, el uso del vehículo privado es el favorito a la hora de moverse. Se estima que el 20% de los trabajadores que utilizaban el transporte público, dejarán de hacerlo para empezar a utilizar sus vehículos privados.
La bicicleta, la gran favorita
De entre todos los vehículos, la bicicleta parece ser una de las opciones más utilizadas, multiplicando por siete su uso. Esto está provocando que el carril bici aumente su ocupación, incrementándose hasta un 300%. El uso de la bicicleta, además de ser un medio para moverse, también nos sirve para hacer ejercicio mientras vamos a nuestro puesto de trabajo.
No obstante, la búsqueda de bicicletas en Google en España ha experimentado un repunte del 7% estas últimas semanas. Y se ha disparado un 138% desde el inicio del estado de alarma. Las cifras llaman la atención teniendo en cuenta el punto de partida.
Una encuesta anterior llevada a cabo por Acierto sacaba a relucir que el 60% de los españoles nunca se había planteado desplazarse en bicicleta al trabajo o a clase. De entre quienes consideraron inicialmente utilizarla, hasta el 41% lo descartó porque pensó que hacerlo era peligroso. Algo que el COVID-19 parece haber cambiado y que podría estar relacionado también con la reducción del tráfico –que en algunos momentos ha caído un 80%–.
Por otra parte y con el objetivo de fomentar el uso de la bicicleta para ir al trabajo, algunas localidades españolas han instalado aparcabicis en sus diferentes barrios y otras has anunciado una dotación para aquellos que quieran comprarse una.
El seguro de la bicicleta, clave
En este contexto estar correctamente protegidos en caso de accidente será fundamental. El mercado ofrece distintas opciones en seguros de accidentes que incluyen los accidentes de ciclistas, entre otras garantías.
Por otra parte, existen, como en los seguros de coche, las soluciones a “todo riesgo” que cubren los supuestos de robo o asistencia (si se te pincha una rueda, por ejemplo). Se trata de casi la misma cobertura que obtendrás contratando un seguro de coche o de moto, pero mucho más económica.
Merece especial atención el caso de los ciclistas de montaña: dado el riesgo que lleva implícito practicar ciclismo en este contexto, las compañías tienen seguros específicos para este tipo de deportistas. O todo lo contrario: los excluyen de sus pólizas de accidentes personales. En el primer caso hay que tener en cuenta que las primas suelen ser superiores, precisamente porque esta modalidad requiere de coberturas que un ciclista urbano nunca usará, como la garantía de rescate y salvamento.
La seguridad, otro punto básico
Más allá del seguro, deberemos tomar las precauciones necesarias para salvaguardar nuestra integridad física. Por ejemplo, no podemos olvidar la normativa sobre el uso de la bicicleta en ciudades, especialmente en lo que atañe a los elementos como el casco –obligatorio en vías interurbanas–, el timbre –que puede ayudarnos a prevenir accidentes– y las luces –son obligatorias una delantera (blanca) y dos traseras (luz roja y catadióptrico rojo)–. También es recomendable utilizar un chaleco reflectante, especialmente al circular de noche.
En cuanto al uso de la vía, se ha de circular por el carril bici, señalizar los giros y evitar el consumo de sustancias. La tasa máxima de alcohol permitida para poder conducir una bicicleta es de 0.5 gramos por litro en sangre y 0.25 miligramos en aire expirado.