Era julio de 2019 cuando nuestras conversaciones con Taleb Al Abdulmohsen nos presentaban a un activista saudí volcado en la causa de ayudar a mujeres atrapadas bajo el yugo del sistema walayah en Arabia Saudí. Sin embargo, cinco años después, este hombre se convierte en protagonista de una tragedia en Alemania, al ser identificado como el atacante que, conduciendo un todoterreno alquilado, acabó con la vida de cinco personas e hirió a más de 200 en un mercadillo navideño en Magdeburgo.
La transformación de Al Abdulmohsen, de defensor de los derechos de las mujeres saudíes a atacante en suelo alemán, es desconcertante para quienes lo conocieron en su etapa como activista. Al Abdulmohsen había formado una red de abogados pro bono y fundó un foro en línea para aconsejar y apoyar a mujeres saudíes que buscaban liberarse del control opresivo de sus guardianes masculinos. Su activismo y temor hacia los crecientes métodos de seguimiento y represión por parte de Arabia Saudí denotaban ya una cierta paranoia, sentimiento que, según algunos cercanos, inició su escalada alrededor de 2019.
El hecho de que Berlín esté intentando desentrañar más detalles sobre el perfil de Al Abdulmohsen tras el atentado en Magdeburgo no solo ha reabierto las heridas de la sociedad alemana sino que ha sacudido el panorama político del país, justo cuando se encuentran en un momento de incertidumbre política con elecciones adelantadas a la vista.
A pesar de los esfuerzos por parte de las autoridades alemanas por comprender los motivos detrás del ataque de Magdeburgo, el apoyo de Al Abdulmohsen al partido Alternativa para Alemania (AfD) y sus declaraciones extremistas en redes sociales dibujan una figura compleja, que desafía las clasificaciones convencionales de extremismo. La descripción de su perfil como «atípico» subraya la dificultad de categorizar sus motivaciones.
Este caso ha sido aprovechado políticamente por AfD, que no tardó en utilizar el ataque como argumento para fortalecer sus políticas migratorias restrictivas. Por otro lado, la izquierda alemana apunta a la ideología presumiblemente «islamófoba» de Al Abdulmohsen como foco del problema, donde su radical crítica al Islam como «el más agresivo en la historia» ofrece un giro irónico a la percepción del extremismo.
La posición de Al Abdulmohsen y su acto de violencia en Magdeburgo plantean preguntas profundas sobre la ideología, el extremismo y cómo estos se entrecruzan con las narrativas políticas en Alemania. Surgiendo en un contexto político y social altamente cargado, este caso probablemente tendrá reverberaciones en el discurso público y político de Alemania, evidenciando la complejidad de enfrentar y entender el radicalismo en sus múltiples formas.