En un giro histórico que sacude los cimientos de la tradición, la tauromaquia, ese arte de lidia considerado durante siglos parte integral de la cultura de numerosos países, enfrenta su ocaso. Reveladora de este declive es la realidad de que, a día de hoy, apenas ocho países a nivel global —Ecuador, Guatemala, México, Perú, Portugal, Venezuela, España y Francia— mantienen vivos los festejos taurinos, lista que recientemente ha visto la salida de Colombia.
Este cambio en Colombia fue marcado por la aprobación de una ley impulsada por la Cámara de Representantes que prohíbe definitivamente las corridas de toros, estableciendo un periodo de transición de tres años para encontrar alternativas de empleo a los afectados por esta decisión. Una medida que refleja no sólo un cambio cultural sino también politico bajo el mandato del presidente Gustavo Petro, y que deja a la industria taurina en una posición precaria, con pocas opciones para revocar esta ley.
En este contexto, la voz de Juan Camilo Alzate, un torero colombiano con más de dos décadas en el ruedo, resuena como un eco del pasado y presente de la tauromaquia en Colombia. Alzate, quien combina su pasión por los toros con estudios en medicina y la gestión de un restaurante, representa a una generación que ve cómo su vocación se ve amenazada por los cambios legislativos y culturales. Pese a ello, su amor por el toreo sigue inalterable, considerándolo una parte esencial de su identidad más allá de las arenas de las plazas de toros.
La comunidad taurina, en medio de este decreto, se ha movilizado tanto en celebración como en protesta. Por un lado, los defensores de los derechos de los animales ven esta ley como una victoria, mientras que por otro, los aficionados y profesionales de la tauromaquia defienden su legado cultural y buscan maneras de salvaguardar su futuro.
En la Tauro Escuela de Manizales, última bastión de formación taurina en Colombia, se vislumbra un futuro incierto. Con una demanda en declive, sus directores y estudiantes se enfrentan a la dura realidad de un oficio en vías de extinción en su propio país. Las lecciones impartidas en el icónico ruedo de la Plaza de Toros de Cormanizales podrían estar viendo sus últimos días, mientras la discusión sobre el futuro de la tauromaquia en Colombia y en el mundo continúa.
Esta transformación cultural pone de relieve no solo el fin de una era para la tauromaquia en Colombia, sino también los desafíos que enfrenta esta tradición en el siglo XXI. A medida que la sociedad evoluciona y se debate entre la preservación de sus tradiciones y la protección del bienestar animal, la tauromaquia se encuentra en una encrucijada, luchando por su supervivencia en un mundo que rápidamente cambia alrededor de ella.