La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Ciudad Real ha fijado la fecha del 14 de septiembre para juzgar a V.C.O.N, quien está acusado por la Fiscalía de un delito de abuso sexual en Puertollano contra la hija de un amigo suyo. La víctima padece trastorno bipolar y tiene una discapacidad intelectual del 36%. La Fiscalía solicita una pena de seis años de prisión para el acusado.
Según el escrito presentado por la Fiscalía, el procesado conoció a A., la víctima, a través de su padre, B., quien era amigo del acusado desde hace mucho tiempo. Desde el principio, el acusado se dio cuenta de las limitaciones psíquicas y psicológicas de A., quien requiere un tratamiento médico y no puede consumir alcohol. El padre de A. advirtió expresamente al procesado sobre la importancia de que su hija no bebiera alcohol y confiaba en la amistad que tenían.
A pesar de la advertencia, en el primer día que se conocieron, una vez que el padre se fue del bar en el que se encontraban, V.C.O.N. y A. consumieron varias cervezas y A. se embriagó. El procesado tuvo que acompañarla a su casa, donde ella vomitó y no podía mantener el equilibrio sin su ayuda.
El acusado pudo comprobar que A. se volvía vulnerable cuando bebía alcohol. Aprovechando esto, se presentó como una persona en la que ella podía confiar y trató de conocer aspectos íntimos de su vida, lo cual se evidencia en los mensajes de WhatsApp que intercambiaron durante los días que se conocieron. En estos mensajes, el acusado introducía constantemente el tema sexual, preguntando sobre las prácticas que la satisfacían y instando a A. a considerar que cualquier práctica sexual era beneficiosa para ella.
Durante estas conversaciones, A. llegó a confesar que había tenido relaciones sexuales con su novio después de haber bebido mucho y que se arrepentía de ello porque no recuerda bien lo que sucedió.
El 15 de junio de 2020, alrededor del mediodía, A., confiando en las buenas intenciones del procesado y en que este la estaba ayudando a mejorar su relación con su padre, le envió varios mensajes de WhatsApp diciéndole que estaba sola y preguntándole si podía ir con ella, pero especificando que no quería consumir cerveza.
Finalmente, alrededor de las 14:00 horas, se reunieron, pero en lugar de respetar la petición de A. de no beber alcohol, el acusado comenzó a pedir cervezas, consciente del efecto que esto tenía en ella, como había observado en días anteriores. En ese momento, ya tenía en mente la idea de que si A. bebía, podría hacer con ella lo que quisiera, incluso mantener relaciones sexuales.
Después de beber varias cervezas y darse cuenta de que A. estaba mareada y deseaba ir a su casa, el procesado le sugirió que fueran a su domicilio en Puertollano para evitar ser regañados por la madre de la víctima.
Una vez dentro de la vivienda, A. se sentó en el sofá mareada y el acusado, con la intención de satisfacer sus deseos sexuales, comenzó a tocarla sin que ella pudiera reaccionar debido a su estado de seminconsciencia. Aunque la víctima le indicó al acusado que no deseaba continuar, carecía de la fuerza y actitud para resistirse.
Debido a su estado, A. se quedó dormida en el sofá y cuando despertó, se dio cuenta de que el procesado había aprovechado su sueño para satisfacerse sexualmente.
La víctima acudió el 19 de junio a la Seguridad Social y relató los hechos al médico de urgencias. El día 22 de junio denunció los hechos a la Policía.
Se emitió un auto que ordenaba al acusado mantenerse alejado de A., a menos de 200 metros en cualquier lugar donde se encuentre, así como de su domicilio, lugar de estudio y cualquier otro lugar frecuentado por ella, y se le prohibió comunicarse con ella.
Por todo esto, el Ministerio Fiscal solicita una condena de seis años de prisión para el acusado, así como cinco años de libertad vigilada a partir del cumplimiento de la pena de prisión y una indemnización de 10.000 euros para la víctima, además de las costas judiciales.
