Después de casi una década al frente del Gobierno de Canadá, Justin Trudeau ha anunciado que dejará su posición como primer ministro y líder del Partido Liberal. En una conferencia de prensa convocada este lunes, Trudeau reveló su decisión, marcada por la reciente y turbulenta dimisión de su viceprimera ministra y ministra de Finanzas, Chrystia Freeland.
«Tengo la intención de dimitir como líder del partido y como primer ministro después de que el partido seleccione a su próximo líder mediante un proceso competitivo y riguroso a nivel nacional», declaró Trudeau, asegurando que su salida no será efectiva hasta encontrar un adecuado sucesor. La definición de la nueva figura al mando del Partido Liberal y como primer ministro está programada para el 26 de marzo, fecha en que el Parlamento reanudará sus funciones tras ser temporalmente suspendido hasta que se resuelva la sucesión.
La retirada de Trudeau llega en un momento crítico para su gobierno, que ha visto descender su popularidad a lo largo de los últimos meses, de acuerdo con sondeos recientes. Este declive fue agravado por la salida de Freeland, interpretada por muchos como un símbolo del deterioro en el seno del gobierno liberal. La crisis interna se vio reflejada en una encuesta de Ipsos, la cual indicó que el 73% de los canadienses creía que Trudeau debería renunciar como líder del partido.
La competencia política en Canadá se encuentra al rojo vivo, con el Partido Conservador, liderado por Pierre Poilievre, ganando terreno en las encuestas. En respuesta a la dimisión de Trudeau, Poilievre criticó enérgicamente la gestión liberal, argumentando en su cuenta de X (anteriormente conocido como Twitter) que todos los miembros del partido habían apoyado sin fisuras las políticas de Trudeau durante nueve años, y ahora buscan simplemente cambiar de rostro para mantener sus intereses en el poder.
La trayectoria de Justin Trudeau ha sido prominente desde su elección en 2015, marcando una era de cambio y modernización en la política canadiense. Sin embargo, su salida anuncia el inicio de un nuevo capítulo para el país, uno en el que los liberales, bajo una nueva dirección, tendrán que enfrentar el creciente desafío del conservadurismo y redefinir su visión para mantenerse relevantes en el panorama político. La lucha por el liderazgo del Partido Liberal y la dirección futura de Canadá está abierta, anticipando un período de intensa actividad política en los meses venideros.
