El ambiente de tensión y preocupación se apoderó de los estudios de El Chiringuito de Jugones al conocerse el accidente que sufrió Alfredo Duro durante los encierros de San Sebastián de los Reyes. El colaborador, conocido por su carácter enérgico y ahínco periodístico, tropezó con una barrera y, lamentablemente, fue arrollado por varios cabestros que participaban en la carrera. Un revés inesperado en una festividad tradicional donde la adrenalina y la emoción suelen dominar.
Desde el inicio de la emisión, el presentador Josep Pedrerol se dirigió a la audiencia con palabras de calma y optimismo. Aunque el accidente impactó, enfatizó que Alfredo Duro iba a recuperarse y se encontraba fuera de peligro. “Se ha pegado una leche guapa, pero va a recuperarse y a ponerse bien”, proclamó, mientras en el fondo se sentía la preocupación por su amigo y compañero.
Sin embargo, Pedrerol también adoptó un tono crítico, recordándole a Duro sobre la necesidad de cuidarse a su edad. “No tenemos edad para estas cosas, Alfredo. Estamos para estar en casa viendo la tele, salir a pasear, un poco de petanca…”, exclamó, dejando claro que la seguridad personal siempre debe tener prioridad. Su preocupación se hizo evidente, resonando con la preocupación que todos compartían, en especial con la cercanía que se tiene entre colegas.
En los minutos siguientes, el programa se centró en analizar las imágenes del accidente, destacando la «suerte» de Duro al no caer en uno de los laterales de la calle, por donde los cabestros corren a gran velocidad. El clima era de alivio y reflexión, dado el potencial peligro de la situación.
Las actualizaciones continuaban, y uno de los periodistas del programa, Juanfe Sanz, reveló que el colaborador había recibido seis puntos en la cabeza y que la situación era más seria de lo que se podía asumir. Las costillas de Duro estaban comprometidas, lo que provocaba una opresión en su pulmón, llevándolo a un traslado hacia el Hospital de la Paz, tras una primera asistencia en el Hospital Reina Sofía.
El dramatismo de la situación contrastó con la fortaleza y el humor que Duro mostró cuando logró enviar un mensaje video desde el hospital. “Tranquilidad, estoy francamente bien. Hoy todo el mundo me echa la bronca. Abandono desde hoy el mundo de la tauromaquia”, decía, agregando un toque de humor a su situación. Su valentía y espíritu positivo fueron un bálsamo para todos los que estaban preocupados por él, incluidas sus seguidoras.
Con el optimismo renovado gracias a sus palabras, Pedrerol comentó que el estado de Duro parecía hacer bien a todos. La gravedad de su caída sirvió como un recordatorio del valor de la vida y de la amistad en un entorno donde la competencia y la rivalidad son moneda corriente. La mayoría de los presentes en el programa compartió un respiro de alivio, agradeciendo por el desenlace menos trágico de lo que pudo haber sido. Duro, con su típico humor gallego y una pizca de resignación, enseñaba a todos que en la adversidad, se puede encontrar la risa y la esperanza.