El reciente episodio de ‘MasterChef’ se ha convertido en el centro de una polémica tras el trato que recibió la concursante Tamara por parte del juez Jordi Cruz, cuando anunció su decisión de abandonar el concurso por razones de salud mental. Este hecho no solo generó descontento entre el público, sino que también provocó la intervención de la ministra de Sanidad, Mónica García, quien criticó las acciones de Cruz y destacó la importancia de la salud mental sobre la competitividad exacerbada.
El incidente se dio en un ambiente ya cargado de tensión, donde Tamara expresó su necesidad de retirarse debido a la presión del concurso, encontrándose con una respuesta brusca de Jordi Cruz, que le indicó la puerta de salida de manera poco empática. Esta reacción ha sido señalada como un ejemplo de la falta de apoyo y consideración hacia el bienestar emocional de los concursantes.
Las declaraciones de Mónica García en la red social X, añadieron peso a la discusión sobre cómo los reality shows manejan la salud mental de sus participantes, sugiriendo que decisiones como la de Tamara son valientes y necesarias frente a los ritmos de vida intensos que promueven estos programas.
El caso ha reavivado un debate más amplio sobre el impacto de la alta competitividad y la presión en los reality shows en la salud mental de los participantes. La muerte de Verónica Forqué y las declaraciones de Patricia Conde son ejemplos dolorosos de cómo estos programas pueden afectar a las personas. En respuesta, se pide a los productores que tomen medidas para asegurar el bienestar emocional de los concursantes, criticando la gestión de situaciones de presión como la ejemplificada en este episodio por Jordi Cruz.
