En una decisión que ha dejado a la audiencia dividida, Gorka, el destacado participante de «Supervivientes 2024» y ex concursante de «El conquistador», fue expulsado del programa a un paso de la gran final. La elección, decidida por tan solo 13 votos de diferencia frente a Torres, otro de los nominados fuertes para ganar, se ha visto envuelta en polémica y ha generado una avalancha de reacciones.
Torres, quien ha demostrado ser un fuerte competidor al conseguir la mayoría de los collares en las distintas pruebas, habría causado una controversia similar si hubiera sido el expulsado, dado su destacado desempeño en el reality. Esta circunstancia deja claro que, al menos para una parte de la audiencia, ambos merecían un lugar en el enfrentamiento final por el premio de 200,000 euros.
La noticias sobre la súbita salida de Gorka del concurso dominó las discusiones en «Vamos a ver», el programa matutino de Telecinco presentado por Joaquín Prat, donde no se dudó en criticar la decisión tomada por la audiencia. Prat expresó su descontento sugiriendo que tanto Gorka como Torres deberían haber estado entre los finalistas y lamentó que, dada la dinámica del programa, la expulsión de uno de los dos fuera inevitable.
Además, algunos tertulianos cuestionaron la permanencia de otros concursantes como Marieta y Arkano en el concurso, argumentando que sus desempeños no han sido tan sobresalientes como el de Gorka. Prat, por su parte, aludió a la participación activa de Gorka en diversos conflictos durante su estancia en el programa como un factor que, a diferencia de otros que han preferido mantener un perfil bajo, posicionó claramente al público, posiblemente afectando su permanencia.
La expulsión de Gorka ha revivido el eterno debate sobre la justeza de los resultados en los reality shows, alimentado, en este caso, por la modesta diferencia de votos y el calibre de los concursantes involucrados. Mientras que algunos espectadores concuerdan con los argumentos de Prat y el equipo de «Vamos a ver», otros mantienen que la esencia de estos programas radica en la imprevisibilidad y las decisiones, muchas veces emocionales y subjetivas, de la audiencia.
Este sorpresivo giro en «Supervivientes 2024» prueba una vez más la complejidad de los reality shows, donde no siempre el más fuerte o el más querido por el público consigue llegar hasta el final. A medida que el programa se acerca a su desenlace, queda claro que, independientemente del resultado, esta edición quedará marcada por controversias y debates sobre lo que realmente define a un «superviviente» en el ámbito televisivo.
