Celebración y reconciliación de la pareja
La modelo tinerfeña Joana Sanz celebró su 32 cumpleaños el pasado domingo, 9 de junio, en Barcelona. Junto a ella, su pareja, Dani Alves. El exfutbolista brasileño del equipo culé, en libertad provisional tras ser acusado de violar a una joven en 2022, fue visto por última vez en la Ciudad Condal mientras ultimaba los preparativos para la celebración.
El detalle que hizo saltar las alarmas tenía que ver con el estado físico del jugador: salía de una tienda con su amigo Bruno Brasil, ambos renqueantes y en muletas. La modelo publicó en sus redes una carta que rompía su silencio y oficializaba su ruptura. Sin embargo, se produjo una reconciliación que se hizo pública el día del 41 cumpleaños del lateral derecho. La última muestra de su relación fueron las fotos compartidas en Instagram por la canaria, en las que aparecía Alves entre un grupo de amigos.
Preparativos de mudanza a Tenerife
El futuro de la pareja es incierto, pero Alves declaró al salir de prisión que le gustaría cambiar de aires y marcharse a la tierra de la que es originaria su novia. Por el momento, parece que continúan en Barcelona, aunque los rumores de que quieren rehacer su vida en Tenerife cobran fuerza.
Según una información a la que ha tenido acceso este periódico, Alves y Sanz estarían buscando piso en una zona céntrica y cercana a varios espacios comerciales de la capital santacrucera. Hace unas semanas, la modelo se desplazó al Archipiélago por trabajo y el futbolista fue visto por la zona de Tome Cano, en Santa Cruz.
El brasileño debe acudir semanalmente a los juzgados para firmar las comparecencias que le impuso el tribunal cuando le otorgó la libertad provisional. La última semana se personó en la Audiencia de Barcelona. En el caso de que la mudanza se hiciera realidad, tendría que acudir a las instancias de la capital tinerfeña.
La condena y los hechos probados
La Sección nº 21 de la Audiencia de Barcelona condenó al futbolista por una agresión sexual que cometió el 31 de diciembre de 2022, en una discoteca de Barcelona, a cuatro años y seis meses de prisión. Además, el tribunal estableció un periodo de cinco años de libertad vigilada, a cumplir cuando sea excarcelado; prohibición de acercarse al domicilio o lugar de trabajo de la víctima a menos de mil metros y de comunicarse con ella por cualquier medio por nueve años y seis meses.
También se le condenó al pago de una indemnización de 150.000 euros por el daño moral y las lesiones. Se le suma, además, una multa de nueve mil euros por un delito de lesiones. La fiscalía había pedido nueve años y la víctima doce, pero la condena quedó reducida al aplicarle la atenuante de reparación del daño por las indemnizaciones que pagó a la víctima.
Sin haber terminado de cumplir la condena se le concedió libertad provisional. Su salida comenzó el 25 de marzo una vez su defensa depositó la fianza de un millón de euros fijada por la Audiencia Provincial de Barcelona para abandonar el centro penitenciario. La cuantía es una de las más altas que se ha impuesto en España. Por ese motivo, el deportista tardó varios días en reunirla.
Otra de las condiciones fue la entrega de sus dos pasaportes, tanto el brasileño como el español. Antes de esta libertad provisional Alves había pasado 14 meses en Brians 2, en Barcelona.
Los hechos probados de la sentencia narran la noche del 31 de diciembre de 2022 por la que Daniel Alves Da Silva fue declarado culpable por la violación de una joven de 23 años. Sobre las 02:45 horas el futbolista entró como cliente habitual a la discoteca Sutton, en la calle Tuset nº 13. En concreto, accedió a la zona reservada junto con un acompañante.
La víctima acudió al local junto a su prima y su amiga a las 02:30 y el primer encuentro se dio cuando Alves y su acompañante invitaron a las chicas a una copa de champán. La sentencia habla del uso de la fuerza del futbolista que tiró al suelo a la chica, que se golpeó en la rodilla. Además explica cómo forzó a la joven a mantener relaciones sexuales sin su consentimiento. La víctima fue atendida por personal de la discoteca, que activaron el Protocolo de Agresiones sexuales. Más tarde fue acompañada en ambulancia al Hospital Clínic, donde efectuaron la correspondiente exploración médica la ginecóloga de guardia y el médico forense. En las pruebas recogieron muestras del cuerpo y ropas de la víctima para su posterior estudio y se le administró tratamiento profiláctico.
La víctima sufría, al menos hasta el momento de la sentencia, un trastorno de estrés postraumático de intensidad globalmente elevada. La chica seguía un tratamiento por una repercusión funcional y deterioro en varias áreas del funcionamiento. A fecha de celebración del juicio seguía de baja laboral, desde que se produjeron los hechos.
Después de 430 noches entre rejas y casi tres meses fuera de prisión, la opción de continuar su vida junto a su novia en Tenerife cobra cada vez más fuerza.