España inicia una nueva etapa tras la salida de Sergio Scariolo. La Federación Española de Baloncesto valora a cuatro candidatos Jaume Ponsarnau, Pablo Laso, Chus Mateo y Xavi Pascual para elegir al próximo seleccionador del equipo nacional
Sergio Scariolo dejó de ser seleccionador casi con la misma naturalidad con la que el otoño despoja a los árboles de sus hojas, inevitable, melancólico y cargado de simbolismo. La eliminación de España en la primera fase del Eurobasket fue el certificado de defunción de una etapa que había sido dorada y, para colmo de ironías, coincidió con su fichaje por el Real Madrid. El hombre que había esculpido la identidad del baloncesto español se marchaba, pero no lejos, sino al banquillo más poderoso del país.
La Federación Española de Baloncesto, acostumbrada a vivir bajo la sombra protectora del técnico italiano, se enfrenta ahora a una encrucijada. No se trata solo de sustituir a un entrenador, sino de llenar el vacío simbólico que deja una figura que transformó derrotas en epopeyas y victorias en costumbre. El nuevo seleccionador no heredará un equipo, sino una herencia pesada como una corona, brillante, pero también exigente.
Ponsarnau y la tentación de la continuidad
Entre los nombres que asoman, el de Jaume Ponsarnau emerge con discreción, casi como ese invitado que nadie esperaba demasiado, pero al que de pronto se mira con otros ojos. Su reciente paso por la dirección del combinado sub-22, en plena sintonía con la Federación, le da una ventaja nada desdeñable. Además, su reputación como entrenador cercano, capaz de moldear a jóvenes talentos como un alfarero paciente, le convierte en una figura atractiva en tiempos de transición.
Pero la realidad, tan obstinada como un árbitro con silbato nuevo, pone límites claros: su contrato con el Bilbao Basket y la normativa de la ACB, que impide compatibilizar la selección con un club de Liga Endesa, hacen que su candidatura huela más a ilusión que a inminencia. En otras palabras, Ponsarnau representa la opción lógica en el papel, pero improbable en la práctica.
Los gigantes a la espera
Frente a él, aparecen nombres que no necesitan introducción, Pablo Laso, Chus Mateo y Xavi Pascual. Libres de contratos y con biografías que podrían llenar vitrinas enteras, se ofrecen como soluciones inmediatas, casi naturales. Laso, eterno arquitecto del Real Madrid moderno; Pascual, que llevó al Barça a la cima europea; y Mateo, heredero de la continuidad ganadora blanca. Su sola disponibilidad inclina la balanza de manera evidente.
La decisión que tome la Federación será más que un nombramiento administrativo: será un manifiesto sobre qué quiere ser España en la próxima década. ¿Un proyecto paciente y renovador como el que encarna Ponsarnau, o una apuesta por el peso de la experiencia inmediata que ofrecen los gigantes sin banquillo? El futuro del baloncesto nacional se juega, paradójicamente, en un despacho, y el balón aún bota sin dueño.