La reciente celebración en Okinawa se tornó en alarma cuando una joven terminó inconsciente tras inhalar un cigarrillo electrónico. Lo que parecía ser una noche más de diversión dio un giro oscuro con la aparición del «zumo zombie», una droga que ha comenzado a causar preocupación entre las autoridades japonesas y que ha llevado a varios jóvenes a urgencias en distintas prefecturas del país. Esta sustancia no es otra que el etomidato, un potente sedante que, si bien se utiliza en entornos médicos, ha encontrado su camino en clubes nocturnos, atrayendo a adolescentes y veinteañeros.
El etomidato, camuflado en vapes de sabores, permite a los consumidores inhalar sin saber realmente qué contienen. Los efectos pueden ser devastadores: pérdida de control muscular, mareos y desmayos, poniendo en riesgo la salud de aquellos que lo prueban. Testimonios de afectados relatan experiencias aterradoras, describiendo situaciones donde la persona parece incapacitada, creando un panorama inquietante en el mundo del vapeo, que se promocionaba como una alternativa segura al tabaco.
Aunque Japón enfrenta este reto, el fenómeno no es exclusivo del país insular. En otras regiones de Asia, como Hong Kong y Singapur, las autoridades han tomado medidas drásticas al clasificar esta sustancia como ilegal, intensificando las penas por posesión y tráfico. La entrada de esta droga por redes de crimen organizado resalta la importancia de la colaboración entre diferentes entidades gubernamentales para frenar la llegada de sustancias peligrosas, mientras expertos advierten sobre los riesgos del vapeo adulterado, que atrae a jóvenes desprevenidos hacia un destino incierto.
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