En una acción sin precedentes, el Ministerio de Tierra, Infraestructura, Transporte y Turismo de Japón ha anunciado la realización de una investigación de emergencia en cinco aeropuertos locales. Esta medida se tomó tras un evento alarmante en el aeropuerto de Miyazaki, al sur de Japón, donde se registró la explosión de una bomba estadounidense sin detonar, lanzada durante la Segunda Guerra Mundial.
Además del aeropuerto de Miyazaki, las autoridades japonesas extenderán la investigación a otros cuatro aeropuertos, incluidos los de Sendai, en el noreste del país, y los de Fukuoka y Naha, en el sur del archipiélago. Estos lugares se han seleccionado por su histórico como emplazamientos de instalaciones militares japonesas durante el conflicto bélico.
La explosión no dejó heridos, pero ha encendido las alarmas sobre la seguridad de las operaciones aéreas en la nación. El asfalto de los arcenes y extremos de las pistas, donde el suelo es más fino, ocultaba las bombas sin estallar en el aeropuerto de Miyazaki. La nueva investigación utilizará una sonda magnética para detectar la presencia de metal bajo tierra, concentrándose precisamente en estas áreas de potencial riesgo.
El ministro de Tierra, Infraestructura, Transporte y Turismo, Tetsuo Saito, declaró el jueves su preocupación por la seguridad aérea y confirmó la inmediata puesta en marcha del estudio magnético. Según la operadora del aeropuerto de Miyazaki, el incidente provocó el cierre de una pista y la cancelación de 66 vuelos el miércoles pasado, aunque se reanudaron las operaciones con normalidad al día siguiente.
Cabe destacar que no es la primera vez que se encuentran explosivos de este tipo en el aeropuerto de Miyazaki. En 2011, se descubrieron dos bombas, una de 50 y otra de 250 kilos, y en 2009 se halló otro explosivo durante unas obras cercanas al aeródromo, todos presuntamente lanzados por el Ejército estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial.
Este tipo de hallazgos no solo en Japón sino en otros lugares del mundo, evidencian las cicatrices aún abiertas que dejó la Segunda Guerra Mundial en varias naciones. La rápida movilización y respuesta de las autoridades japonesas ante este evento subrayan la importancia de mantener y garantizar la seguridad en los aeropuertos, puntos neurálgicos del transporte global que deben permanecer a salvo de cualquier vestigio de conflictos pasados.