El concejal de Izquierda Unida-Podemos en el Ayuntamiento de Toledo, Txema Fernández, ha realizado un análisis crítico tras la celebración de las fiestas del Corpus Christi, cuestionando el enfoque actual de las mismas y considerándolas excesivamente exclusivas y poco preocupadas por la inclusión de todos los sectores de la población local.
Según ha manifestado Fernández, la festividad es percibida como un evento dirigido a un público con recursos económicos, excluyente para aquellos que no pueden afrontar los costes asociados a su disfrute. Además, argumenta que se está hurtando espacio a los vecinos, presentando las fiestas del Corpus como partes de un «mecanismo engrasado para la economía turística».
El político de izquierdas ha pedido una reconsideración profunda de estas festividades para que sean transformadas en un evento participativo e inclusivo para toda la ciudadanía. Ha señalado que muchos asistentes no han podido disfrutar de las fiestas sino «sufrirlas» debido a la masiva afluencia de gente al Casco histórico de la ciudad. Fernández sostiene que el verdadero espíritu del Corpus se limita al Casco y al «botellódromo de la Peraleda», que parece perfilarse como un recinto ferial privatizado.
También ha instado a que se reflexione sobre la visión de modelo de ferial deseado y sobre el futuro del cuartel de la Guardia Civil, dos cuestiones que, dice, todavía no han sido esclarecidas por las autoridades municipales.
Otro punto relevante de su planteamiento es la recomendación de que los cargos municipales eviten participar en actos religiosos en nombre de sus roles institucionales. Aconseja que, si deciden hacerlo, lo hagan a título personal y no vinculen su cargo público con ninguna confesión religiosa, para no convertirlo en un «escaparate interesado».
No obstante, Fernández ha expresado su satisfacción porque el equipo de Gobierno municipal haya incorporado una de las propuestas de su grupo, consistente en clausurar las festividades con fuegos artificiales silenciosos. Este tipo de espectáculos pirotécnicos, sin ruido, tienen como fin no perturbar a personas con ciertos síndromes del espectro autista que son sensibles a los sonidos fuertes, y a las mascotas, que a menudo sufren estrés por los estruendos.
