Italia intensifica la búsqueda de un fugitivo acusado de asesinar a un familiar incinerándolo en el horno de su propia fundición

En un giro sorprendente que parece sacado de una novela de misterio, las autoridades italianas han intensificado su búsqueda de Giacomo Bozzoli, quien ha logrado evadir la captura tras ser sentenciado a cadena perpetua por el asesinato de su tío, un crimen que sacudió los cimientos de la comunidad de Brescia, al norte de Italia.

Giacomo Bozzoli, de 39 años, fue condenado por un acto macabro: ha sido encontrado culpable de asesinar a su tío Mario, quien era un reconocido empresario en el sector de la metalurgia. El crimen, cometido en octubre de 2015, tuvo un escalofriante detalle que ha capturado la atención mediática: Mario fue lanzado a uno de los hornos de la fundición familiar, borrando casi toda evidencia de su muerte.

El Tribunal Supremo italiano confirmó la condena el pasado lunes, cerrando cualquier puerta a la apelación por parte de Giacomo, el cual ya se encontraba prófugo. La falta de cooperación por parte del convicto, así como de su esposa e hijo, ha llevado a la Fiscalía de Brescia a emitir una orden de arresto internacional para asegurar su captura. Los Carabineros, al no encontrarlos en su residencia en la idílica localidad del Lago de Garda, han ampliado su rango de búsqueda más allá de las fronteras italianas.

La desaparición de Mario Bozzoli el 8 de octubre de 2015 dio inicio a una compleja investigación que se agravó ante la ausencia de un cuerpo. Mario fue visto por última vez en los vestuarios de la planta ‘Bozzoli’, siendo incapaz de cumplir con una cita con su esposa en un restaurante del lago de Garda, lugar donde posteriormente fue encontrada su ropa pero no así su persona.

Los detectives encargados del caso pronto centraron su atención en los hornos de fundición de la planta, considerando la posibilidad de que Mario nunca hubiese salido de las instalaciones. Esta teoría cobró fuerza cuando se descubrió que Giacomo Bozzoli podría haber tenido motivaciones para deshacerse de su tío, aparentemente motivado por desavenencias en la gestión empresarial de la planta.

Además, la trama tomó un giro aún más siniestro cuando se descubrió el cuerpo de Giuseppe Ghirardini, un empleado de la planta, quien fue encontrado en un bosque cercano con una cápsula de cianuro en su estómago tan solo seis días después de la desaparición de Mario. La investigación sugiere que Ghirardini pudo haber actuado bajo las órdenes de Giacomo, ayudando a deshacerse del cuerpo de Mario al arrojarlo al horno de fundición.

Este truculento asesinato ha conmocionado no solo a la ciudad de Brescia sino a toda Italia, retratando un sombrío cuadro de traición y venganza dentro de una familia que, hasta ese momento, era vista como un pilar en la comunidad empresarial del norte del país. Mientras las autoridades continúan su caza internacional para dar con el paradero de Giacomo Bozzoli, la pregunta que muchos se hacen es qué pudo haber llevado a este hombre a cometer un acto tan atroz contra su propio sangre, y cómo un crimen tan meticulosamente planeado logró quedar sin resolverse durante tanto tiempo.

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