En una significativa maniobra hacia la pacificación de la región, el Ejército de Israel ha confirmado que ha finalizado su retirada del Corredor Netazarim, un decisivo paso que elimina la barrera física que dividía el norte de Gaza del resto del enclave. Este movimiento se enmarca en el acuerdo de alto el fuego alcanzado con el grupo islamista Hamás, marcando el fin de una etapa de tensión palpable. La culminación de este proceso de desmilitarización, que tuvo su inicio el 27 de enero, ahora permite a los desplazados retornar a sus hogares en el noreste de la Franja de Gaza, región de la que habían sido evacuados forzosamente hasta este momento.
La retirada también incluye las zonas situadas al este de la carretera de Saladino, la vía principal que atraviesa el enclave de Gaza de norte a sur, tal como confirmó la radiotelevisión pública israelí Kan. Con este repliegue, las Fuerzas de Defensa de Israel limitarán su presencia al Corredor de Filadelfia, ubicado en el sur de la Franja de Gaza, fronterizo con Egipto, y a un «perímetro interior de seguridad», resultado de la ocupación iniciada el 27 de octubre de 2023, consecuencia directa del estallido del conflicto con Hamás que resultó en la pérdida de 1.200 vidas israelíes después de un ataque palestino.
No obstante, el alivio por esta retirada viene acompañado de preocupaciones en otros frentes. El Ejército israelí ha intensificado su operación denominada «Muro de Hierro» en Cisjordania, apuntando a supuestos miembros de las milicias de Gaza refugiados en la zona, una acción que las autoridades palestinas critican como un ataque continuo contra la población civil de Gaza. El Ministro de Defensa de Israel, Israel Katz, anunció una expansión de estas operaciones hacia el norte de Cisjordania, específicamente hacia el campamento de refugiados de Nur Shams, evidenciando una continuación de la estrategia militar israelí en la región.
«Estamos aplastando la infraestructura terrorista en los campos de refugiados e impidiendo su regreso. No permitiremos que el eje del mal iraní establezca un frente terrorista oriental», ha declarado Katz, subrayando la firmeza de su postura. Sin embargo, los costos humanitarios de esta estrategia son patentes: el Ministerio de Salud de la Autoridad Palestina ha reportado la muerte trágica de una mujer embarazada y su hijo no nacido, víctimas de los disparos de las fuerzas militares, conforme a la agencia oficial de noticias Palestina Wafa.
La tensión en la región permanece alta, con el Ejército israelí prosiguiendo con su operación en otro campamento de refugiados, Al Far’a, lugar que ha sido testigo de un proceso de desalojo forzado por parte de las autoridades militares contra cientos de sus habitantes. A pesar de la esperanza que puede generar la retirada de Gaza, las acciones en Cisjordania recuerdan dolorosamente la complejidad y las múltiples facetas del prolongado conflicto israelí-palestino.