En una madrugada marcada por la violencia, fuerzas especiales israelíes llevaron a cabo una serie de incursiones militares terrestres y aéreas, resultando en la muerte de al menos nueve palestinos y once heridos en el norte del territorio palestino ocupado de Cisjordania, el miércoles. Un acontecimiento que remarca la creciente tensión en la región.
De acuerdo con el servicio de emergencias de la Media Luna Roja, el ataque israelí se inició a primera hora del miércoles en el campo de refugiados de Fara, en Tubas, donde perecieron cuatro palestinos. La tragedia se extendió a Yenín, con dos muertos más, y se intensificó cuando un vehículo en el cercano pueblo de Seir fue objetivo de un avión no tripulado israelí, cobrando la vida de otros tres individuos.
Las Fuerzas Armadas de Israel justificaron estas incursiones como una «operación antiterrorista» de gran escala en Cisjordania, que incluyó Yenín y Tubas, así como áreas centrales tales como Nablus o Tulkarem, utilizando drones y helicópteros artillados. Informes de las brigadas de Yenín y Tulkarem señalaron choques y fuego cruzado contra las tropas israelíes en torno a la medianoche, con intervenciones de francotiradores, infantería, vehículos militares y excavadoras destinadas a destruir infraestructura.
La tensión escaló en Yenín, que quedó completamente aislada, con acceso restringido al hospital gubernamental y dificultades significativas para las ambulancias de alcanzar a los heridos, una situación denunciada por la Media Luna Roja. En este contexto de hostilidades, la Yihad Islámica Palestina emitió un comunicado denunciando los intentos por parte de Israel de imponer nuevos hechos sobre el terreno, en una lucha por anexionar Cisjordania y afirmar su control sobre los lugares sagrados en una guerra existencial contra el pueblo palestino.
Mientras tanto, el asedio e intercambio de fuego persiste, especialmente en Tulkarem donde el Ejército mató ayer a cinco palestinos en un ataque con dron, augurando días de enfrentamientos continuos. Cisjordania experimenta su mayor espiral de violencia de las últimas dos décadas, con más de 310 palestinos muertos por fuego israelí desde el inicio de 2024, muchos de ellos milicianos, pero también civiles, incluidos medio centenar de menores.
Este recrudecimiento de la violencia fue precedido por un ataque de Hamás el 7 de octubre, tras el cual las fuerzas israelíes intensificaron sus incursiones en Cisjordania. Desde entonces, la cifra de palestinos muertos en incidentes violentos con tropas israelíes asciende a unos 650, incluidos al menos 147 menores. Por parte de Israel, 22 personas han perdido la vida este año, incluyendo 11 uniformados y 11 civiles, en ataques perpetrados por palestinos.
El conflicto también ha cobrado vidas entre las filas israelíes en Gaza, con la reciente confirmación de la muerte de un militar durante combates, elevando a más de 340 los soldados israelíes caídos desde el inicio de la ofensiva en el enclave. El fallecido, Amit Friedman de 19 años, del 932º Batallón de la Brigada Nahal, fue ascendido a sargento a título póstumo, en un breve comunicado ofrecido por el Ejército de Israel.
Este último episodio pone de manifiesto la profundidad y complejidad del persistente conflicto entre Israel y Palestina, evidenciando una vez más las difíciles condiciones de vida y la constante violencia que enfrentan los habitantes de Cisjordania.
