En un movimiento diplomático emblemático, Israel ha convocado a la embajadora española, Ana Salomón Pérez, para una reunión de amonestación en respuesta a las declaraciones del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. Durante un reciente discurso en el Congreso español, Sánchez afirmó que España «no comercia con un Estado genocida», lo que ha suscitado reacciones directas desde Jerusalén.
Este incidente se produce en un contexto de creciente tensión, relacionada con la decisión española de cancelar un contrato de suministros militares con Israel. En abril, el Gobierno de Sánchez anunció la rescisión de un contrato para la adquisición de 15 millones de balas destinadas a la Guardia Civil, por un valor de 6,6 millones de euros, con la empresa IMI Systems, basada en Israel. Esta decisión fue tomada, según Sánchez, para preservar la coalición gubernamental con su socio de izquierdas, Sumar, pero desde Israel se interpretó como un acto que sacrifica la seguridad por motivos políticos.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel ha condenado enérgicamente la decisión española, acusando al Gobierno de Sánchez de posicionarse «en el lado equivocado de la historia» y en contra del Estado judío, «que se defiende de ataques terroristas en siete frentes». La convocatoria a la embajadora española refleja el grado de malestar en Israel por los comentarios de Sánchez, así como por las implicaciones políticas y de seguridad detrás de la cancelación del contrato de armamento.
Este episodio subraya las complejidades de la relación entre Israel y España, entrelazando la política interna de cada país con los delicados equilibrios de la diplomacia internacional. El intercambio verbal entre los líderes y las acciones políticas subsecuentes revelan tensiones no sólo relacionadas con el comercio de armas, sino también con la percepción y valoración de las políticas de seguridad y defensa de Israel. La reunión entre las autoridades israelíes y la embajadora Salomón Pérez será un momento clave para medir el impacto de este incidente en las relaciones bilaterales, en un momento en que las palabras y las decisiones políticas están bajo el microscopio internacional.
