En un movimiento que marca un leve alivio en el estricto bloqueo que ha caracterizado los últimos meses, cinco camiones de ayuda humanitaria de la ONU lograron ingresar este lunes a la Franja de Gaza. Esta entrega, que incluía alimentos para bebés, se produce después de casi tres meses de prohibiciones por parte de Israel respecto a la entrada de alimentos, agua, gasolina y medicamentos a este territorio palestino. Las autoridades militares israelíes, a través de un comunicado del Cogat, departamento encargado de los asuntos civiles en los territorios ocupados, confirmaron la llegada de estos camiones a través del cruce de Kerem Shalom.
El coordinador humanitario de las Naciones Unidas, Tom Fletcher, informó que, por el momento, Israel ha autorizado la entrada de un total de nueve camiones, señalando un permiso «temporal» para la reanudación limitada de la entrega de ayuda. Este gesto se presenta como una ventana de esperanza en medio de la grave crisis humanitaria que enfrenta Gaza, donde un nuevo informe respaldado por la ONU indica que uno de cada cinco residentes, equivalente a medio millón de personas, ya enfrenta condiciones de inanición.
El Gobierno israelí, por su parte, justifica sus acciones restrictivas alegando que ayuda previa ha terminado en manos del grupo militante Hamás, aunque sin presentar evidencia concreta que respalde estas afirmaciones. Como solución, Israel propone que la próxima ayuda humanitaria se distribuya a través de puntos controlados militarmente, gestionados por una empresa estadounidense, la Fundación Humanitaria para Gaza.
Mientras tanto, el llamado a Israel por parte de Fletcher es claro: permitir la entrada de ayuda sin trabas para los civiles en desesperada necesidad. Además, propone la apertura de al menos dos cruces hacia Gaza, uno en el norte y otro en el sur, sin restringir el número de camiones y evitar ataques en las áreas y horarios de entrega de ayuda. Sin embargo, el conflicto continúa, evidenciado no solo por el bloqueo sino también por bombardeos que persisten en áreas densamente pobladas.
La situación es tan alarmante que una treintena de organizaciones humanitarias israelíes, entre ellas Gisha y Rompiendo el Silencio, han emitido un comunicado conjunto denunciando la estrategia de Israel de permitir únicamente una ayuda mínima, una acción que ven como un esfuerzo por mantener la agresión y expandir su presencia física en Gaza, forzando desplazamientos de la población civil.
Este esfuerzo limitado de permitir el paso de ayuda humanitaria no disipa las preocupaciones sobre las condiciones de vida en Gaza ni las tensiones políticas subyacentes. Lo que queda claro es la necesidad imperativa de una solución más sostenible y compasiva que aborde tanto las necesidades inmediatas de los residentes de Gaza como las preocupaciones de seguridad a largo plazo de Israel.
