En un giro significativo en la política internacional y con implicaciones profundas en la crisis humanitaria de Medio Oriente, la Knéset de Israel ha aprobado un proyecto de ley que efectivamente prohíbe las operaciones de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA) dentro de sus fronteras. A pesar de las intensas presiones internacionales, incluidas las del presidente estadounidense Joe Biden y las propias Naciones Unidas, la legislatura israelí ha seguido adelante con una medida que revierte un acuerdo de 1967 que permitió las actividades de la UNRWA en Israel.
La legislación, promovida por diputados del partido Yisrael Beytenu y del Likud, principal partido de la coalición ultraderechista de gobierno, recibió un amplio respaldo en la Knéset, con 92 votos a favor y 10 en contra. Esta decisión no sólo impide la operativa de la UNRWA en Israel, sino que también limita sus esfuerzos humanitarios en los territorios ocupados y en Gaza, región que depende en gran medida del apoyo de esta entidad.
El descontento con la UNRWA en Israel ha crecido desde el inicio de la guerra en Gaza el pasado 7 de octubre, que dejó un saldo de 1.200 israelíes muertos. Israel ha acusado a la agencia de tener lazos con Hamás y alega que algunos empleados de la UNRWA palestinos estuvieron involucrados en ataques, aunque una investigación independiente de la ONU no encontró evidencias concluyentes que respaldaran estas afirmaciones.
Este proyecto de ley marca un antes y un después en la política israelí hacia la UNRWA, que durante décadas ha sido crucial para proporcionar educación, atención médica y servicios sociales a millones de refugiados palestinos. Además de las restricciones operativas, hay planes para revocar la exención fiscal y el estatus de inmunidad de la agencia, e incluso designarla como una «organización terrorista» por sus presuntos vínculos con Hamás.
La decisión ha sido condenada por varios sectores, incluido el Comisionado General de la UNRWA, Philippe Lazzarini, quien advirtió que estas medidas «solo profundizarán el sufrimiento de los palestinos» y privarán de educación a más de 650.000 niños, poniendo en riesgo a toda una generación. También señaló estas acciones como un «castigo colectivo», exacerbando una ya de por sí tensa situación humanitaria en Gaza.
El presidente palestino, Mahmud Abás, ha alertado de que la prohibición de las actividades de la UNRWA sobrepasa una «línea roja», calificando la cuestión de los refugiados como el núcleo de la conflictiva palestina y un aspecto sin el cual no puede haber una solución justa.
Este desarrollo señala un endurecimiento en la postura de Israel respecto a la crisis de los refugiados palestinos y promete tener consecuencias significativas tanto a nivel regional como internacional, mientras el mundo observa cómo se desarrollan los impactos de esta controversial legislación.
