Irán ejecuta una masiva represalia con el lanzamiento de 100 misiles hacia Israel tras ataque previo, causando heridos en Tel Aviv

Las tensiones entre Israel e Irán han escalado dramáticamente tras un nuevo ataque con misiles lanzado por Irán hacia diversas ciudades israelíes, incluidas Jerusalén y Tel Aviv. Este agresivo acto se produce como represalia por los recientes bombardeos israelíes sobre instalaciones nucleares iraníes y la eliminación de figuras clave del liderazgo militar de Irán. Según fuentes del Ejército israelí, la cifra de misiles balísticos lanzados por Irán supera el centenar, marcando uno de los enfrentamientos más intensos en la reciente historia de conflicto entre ambos países.

El Ejército iraní, a través de un comunicado, no solo ha confirmado el ataque sino que ha proclamado seguir lanzando «decenas de misiles hacia el régimen sionista usurpador», instando a su población a atender las directrices de las autoridades competentes. A su vez, en Israel, las alarmas han sonado una vez más, y los servicios de emergencia se han movilizado ante la oleada de misiles, reportándose «varios heridos» en Tel Aviv, donde la población ha sido urgida a permanecer en refugios. La zona de Gush Dan en Tel Aviv, particularmente, ha visto un despliegue significativo de los servicios de emergencia debido a los impactos.

Las fuerzas de defensa de Israel han respondido activando los sistemas antimisiles e intensificando sus esfuerzos para interceptar la amenaza en curso. Han hecho un llamado específico a la población para evitar la difusión de imágenes o ubicaciones de los impactos, alertando sobre la posibilidad de que Irán utilice esa información para ajustar y mejorar la precisión de sus ataques subsecuentes.

Este nuevo episodio de violencia surge tras una operación destacada de las fuerzas israelíes, que en una serie de ataques coordinados durante la madrugada, lograron eliminar a prominentes figuras militares iraníes, incluido el General Mohammad Bagheri y el comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, Hossein Salami, y alcanzaron importantes instalaciones nucleares. Este golpe estratégico se considera uno de los más significativos desde la revolución islámica de 1979, marcando un posible punto de inflexión en el conflicto eterno entre ambas naciones.

El primer ministro israelí justificó los ataques como una medida preventiva esencial frente a la amenaza nuclear que representa Irán, alegando que el régimen iraní ha avanzado significativamente en la enriquecimiento de uranio a niveles que podrían permitirle desarrollar armamento atómico en cuestión de meses. En respuesta, el Gobierno de Teherán ha prometido venganza, calificando las acciones de Israel como una «declaración de guerra» y etiquetando a Israel como «el régimen más terrorista del mundo».

Este enfrentamiento no solo profundiza la hostilidad y el ciclo de violencia entre Israel e Irán, sino que también pone en riesgo la estabilidad regional, generando una atmósfera de incertidumbre y temor ante la escalada de una confrontación abierta que podría tener consecuencias impredecibles para el Medio Oriente y el mundo en general.

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