En un giro inédito de los acontecimientos que marca una nueva página en la historia de los conflictos en Oriente Medio, Israel lanzó el viernes una operación militar sin precedentes contra Irán, nombrada «León que se levanta» o «León Ascendente». Esta acción, catalogada de histórica, incluyó bombardeos a instalaciones nucleares y bases militares iraníes, además de resultar en la eliminación de figuras clave de la cúpula militar de Teherán. La represalia de Irán no se hizo esperar, con el Líder Supremo, Ali Jamenei, prometiendo un «duro castigo» y subrayando la gravedad de iniciar un conflicto con su nación.
La ofensiva israelí, que sorprendió tanto por su alcance como por su precisión, desencadenó una ola de tensión en la región, que ya ve cómo ambos adversarios intensifican su retórica y preparativos para una escalada aún mayor. Horas más tarde, Irán lanzó su contraataque bajo la denominación «Operación Castigo Severo», disparando decenas de misiles hacia Israel, algunos de los cuales impactaron en Tel Aviv, dejando un saldo de 40 heridos y daños materiales. Esta represalia marca el comienzo de lo que parece ser una escalada sostenida de hostilidades, con potencial para extenderse y complicar aún más el panorama regional.
Las autoridades militares y de defensa de Israel, como Israel Katz, han manifestado que Irán cruzó una «línea roja» al atacar zonas pobladas, prometiendo que el país pagará un alto precio por sus acciones. Mientras tanto, desde Teherán se asegura que su represalia apenas comienza, prometiendo una venganza dolorosa y poniendo en duda la efectividad de la operación israelí para debilitar su capacidad militar en el largo plazo.
Este intercambio de hostilidades llega en un momento especialmente delicado, cuando estaba prevista una reunión entre Irán y Estados Unidos en Omán para discutir el programa nuclear iraní. Sin embargo, el ataque israelí y la fuerte respuesta de Irán parecen haber puesto estas conversaciones en pausa, si no es que las han descarrilado por completo.
La operación «León que se levanta» destaca no solo por su magnitud sino también por el momento estratégico en que se llevó a cabo, interrumpiendo las negociaciones nucleares y enviando un mensaje claro de la postura israelí respecto al programa nuclear de Irán. El primer ministro Benjamin Netanyahu ha logrado, a través de esta operación, poner de relieve las vulnerabilidades de Irán, animando incluso a una posible insurrección dentro del país persa.
Analistas y observadores internacionales están ahora sopesando las consecuencias de este golpe significativo a la infraestructura militar y nuclear de Irán, preguntándose hasta dónde llegará esta espiral de violencia y qué repercusiones tendrá para la región y la estabilidad global. La comunidad internacional mira atentamente, esperando que las aguas se calmen antes de que la situación escale a un conflicto de proporciones aún mayores.
