En una investigación que capta la atención internacional, autoridades finlandesas han identificado marcas de arrastre sospechosas cerca del EstLink2, un vital cable submarino de electricidad que vincula Finlandia con Estonia. Este cable experimentó fallos significativos el pasado 25 de diciembre, lo que ha desencadenado una serie de especulaciones y teorías sobre un posible acto de sabotaje. Esta conclusión se refuerza por el descubrimiento de un «rastro que se extiende varias decenas de kilómetros», como mencionó Sami Paila, uno de los líderes de la investigación en curso.
Este intrigante descubrimiento ha provocado una exhaustiva investigación del carguero ‘Eagle S.’, que fue interceptado poco después del fallo del cable. Las autoridades están determinadas a descubrir si el ‘Eagle S.’, operando bajo bandera de Islas Cook, pudo haber manipulado intencionadamente su ancla para infringir daño al cable submarino, vinculando así el incidente con el carguero que estaba transportando gasolina de Rusia a Egipto.
El interés en este caso no se limita únicamente al sabotaje del EstLink2, sino que también se ha extendido hacia la preocupación creciente sobre la llamada ‘flota fantasma’ rusa. Estos cargueros, que buscan evitar las sanciones internacionales aplicadas a las principales fuentes de ingreso de Rusia, representan no solo una amenaza a la seguridad sino también al medio ambiente. Kaja Kallas, la Alta Representante de Política Exterior de la UE, subraya que estas operaciones amenazantes financian el presupuesto de guerra de Rusia e insiste en que los Veintisiete adoptarán «acciones más contundentes» para mitigar tales riesgos.
Los incidentes recientes no se consideran aislados sino como parte de un patrón deliberado que busca dañar la infraestructura digital y energética en Europa. Este panorama subraya no solo la vulnerabilidad de infraestructuras críticas sino también la complejidad de las amenazas híbridas que enfrenta el continente.
El caso continua desarrollándose, y con la UE prometiendo medidas enérgicas, el mundo observa atentamente cómo se desenvolverán las acciones contra tales amenazas y qué estrategias se implementarán para asegurar la integridad de la infraestructura vital que conecta naciones y economías en Europa.
