Toledo, 19 de octubre de 2025. Investigadores del grupo de investigación ‘Fisiopatología y Medicina Regenerativa’ del Hospital Nacional de Parapléjicos, liderados por el doctor Rafael Moreno-Luna, han validado que a partir de apenas un gramo de grasa subcutánea de pacientes con lesión medular crónica es posible obtener suficientes células madre para regenerar el flujo sanguíneo en tejidos donde los vasos se habían perdido por completo, una situación que provoca falta de riego y necrosis.
El hallazgo, publicado en la revista científica ‘Angiogenesis’ (@SpingerNature), supone un avance decisivo en medicina regenerativa vascular y ofrece una vía realista hacia terapias clínicas basadas en células madre del propio paciente.
Colaboración Multidisciplinaria
El equipo multidisciplinar, con la colaboración de instituciones nacionales e internacionales como la Universidad de Cádiz, con María Carmen Durán-Ruiz; el Hospital Nacional de Parapléjicos, con Eduardo Molina Holgado y Pedro Felipe Esteban, y la Harvard University, con Juan M. Melero-Martin, ha analizado las distintas poblaciones celulares del tejido adiposo para identificar las que presentan mayor potencial terapéutico.
En concreto, los resultados no solo aclaran por qué muchos ensayos anteriores con células madre residentes en la grasa no habían alcanzado éxito en pacientes, sino que además proponen un protocolo innovador capaz de restaurar la irrigación sanguínea en áreas isquémicas, sin riego vascular.
Capacidad Regenerativa Mantenida
De forma destacada, los investigadores han demostrado que las células obtenidas de personas con lesión medular crónica mantienen esta capacidad regenerativa, lo que amplía el alcance del protocolo a pacientes con patologías complejas y condiciones de salud comprometidas.
Según ha indicado el doctor Rafael Moreno Luna, coordinador del grupo de investigación en Fisiopatología y Medicina Regenerativa, “nuestros resultados muestran que un recurso sencillo y accesible, como el tejido adiposo subcutáneo, puede convertirse en la base de terapias avanzadas para regenerar vasos sanguíneos. Esto abre una puerta a tratamientos personalizados con un enorme potencial para pacientes con enfermedades graves y heridas crónicas de difícil curación”.
Impacto Sanitario y Económico
El avance tiene implicaciones humanas, porque podría mejorar considerablemente la calidad de vida de pacientes con lesiones por presión y otras lesiones isquémicas; e implicaciones sanitarias y económicas, porque estas lesiones suponen un gasto muy elevado para el sistema público de salud. Solo en el Hospital Nacional de Parapléjicos, el tratamiento de unos 120 pacientes con lesiones por presión implica un coste anual cercano a los cuatro millones de euros.
Actualmente, el grupo evalúa la seguridad de este protocolo, con resultados preliminares muy prometedores. “El siguiente objetivo será iniciar un ensayo clínico en pacientes, con el fin de validar la eficacia de esta estrategia regenerativa en condiciones clínicas reales,” ha afirmado Moreno Luna.
Castilla-La Mancha y la Medicina Regenerativa
En España ya existen comunidades autónomas que han desarrollado medicamentos de terapias avanzadas, capaces de tratar enfermedades graves que hoy no tienen solución con los fármacos convencionales. Castilla-La Mancha pretende desarrollar este tipo de terapias gracias a una apuesta clara por convertir la investigación en salud en un motor de innovación al servicio de los pacientes.
En 2020, la Consejería de Sanidad Castilla-La Mancha, el Hospital Nacional de Parapléjicos, gestionado por el SESCAM, y más tarde en 2025 con el impulso de Instituto de Investigación Sanitaria de Castilla-La Mancha (IDISCAM), pusieron en marcha esta línea de trabajo en terapias avanzadas.
Así, y fruto de este esfuerzo, nació el grupo de investigación ‘Fisiopatología y Medicina Regenerativa’, formado por un equipo con amplia experiencia en el estudio de los vasos sanguíneos y medicina regenerativa. Su objetivo es claro: que los descubrimientos del laboratorio lleguen cuanto antes a los pacientes.
La investigación ha sido financiada por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y la Agencia de Investigación e Innovación de Castilla-La Mancha (INNOCAM).