El Seprona de la Comandancia de la Guardia Civil de Cuenca ha llevado a cabo una investigación que ha terminado con la incautación de un total de 34 monedas de gran valor arqueológico. Estas monedas datan desde la época hispano-cartaginesa hasta la época contemporánea, abarcando así un amplio espectro cronológico.
La persona investigada, quien intentaba poner a la venta estas piezas, dio versiones contradictorias sobre su procedencia y no pudo presentar ninguna documentación que acreditara su legalidad. Debido a estos factores, los agentes procedieron a incautar las monedas, las cuales fueron entregadas posteriormente al Museo de Cuenca, dependiente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
Después de un minucioso informe elaborado por los técnicos del museo, se pudo determinar que estas monedas fueron extraídas ilegalmente de yacimientos arqueológicos. Además, el hecho de que no se hayan seguido los procedimientos adecuados para su conservación ha causado daños irreparables en los yacimientos afectados.
Entre las monedas incautadas, se encuentran algunas pertenecientes a la época de dominación cartaginesa y romana, que datan de los siglos III y I antes de Cristo. Estas piezas tienen un valor histórico incalculable y su pérdida o destrucción es una gran pérdida para nuestro patrimonio arqueológico.
Ante estos hechos, la Guardia Civil ha llevado a cabo la investigación correspondiente y ha imputado al vendedor por la presunta comisión de un delito contra el patrimonio histórico y otro de apropiación indebida. Este tipo de delitos atentan contra nuestra historia y cultura, por lo que es importante que se tomen medidas legales para evitar su perpetuación.
Es necesario concienciar a la sociedad sobre la importancia de proteger y preservar nuestro patrimonio arqueológico. Estas piezas son testimonios de nuestras raíces históricas y deben ser respetadas y estudiadas correctamente. Además, la extracción ilegal y sin los procedimientos adecuados no solo implica la pérdida de información valiosa, sino que también destruye los yacimientos, impidiendo que futuras generaciones puedan disfrutar de ellos.
Es responsabilidad de todos velar por la conservación y protección de nuestro patrimonio arqueológico. Debemos denunciar cualquier actividad ilegal relacionada con la venta o extracción de piezas arqueológicas y colaborar con las autoridades en la preservación de nuestro legado histórico. Solo de esta manera garantizaremos que estas piezas perduren para las generaciones futuras y que podamos seguir aprendiendo de nuestra historia.
