En un hecho sin precedentes que sacude los cimientos de la democracia brasileña, autoridades del país sudamericano se encuentran investigando dos explosiones ocurridas el martes cerca del Tribunal Supremo Federal (STF), en la Explanada de los Tres Poderes, en Brasilia, que han culminado en el hallazgo del cadáver de un hombre con explosivos. Este incidente ha suscitado la posibilidad de tratarse de un atentado suicida, marcando un escalofríaco episodio en la historia política de Brasil.
Según reportes, la secuencia de los eventos comenzó con la detonación de un vehículo, seguida de un intento de intrusión al STF por parte de un individuo que, al acercarse a la entrada del edificio, provocó una segunda explosión. La gobernadora interina del Distrito Federal, Celina Leao, describió el momento de tensión cuando el hombre se aproximó al tribunal y detonó los explosivos en la entrada.
La Policía Federal, en coordinación con el Mando de Operaciones Tácticas, el Grupo de Intervención Rápida, peritos y especialistas Antibombas, se encuentra realizando una exhaustiva investigación de los hechos, evaluando la seguridad en el entorno de estas perturbadoras explosiones.
El presidente del Supremo, el juez Luis Roberto Barroso, ha mantenido conversaciones con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, el director general de la Policía Federal, Andrei Rodrigues, y con Leao, evidenciando la gravedad del asunto y la preocupación en los más altos niveles del gobierno brasileño.
Entre los datos emergentes, se destaca el vehículo utilizado en la explosión, vinculado a Francisco Wanderley Luiz, alias Tiu Fraca, excandidato a concejal por el Partido Liberal en las elecciones de 2020 en Río del Sur y afiliado al partido liderado por Jair Bolsonaro. Aunque aún no se ha confirmado oficialmente la identidad del fallecido, su asociación con el vehículo implica profundas consecuencias políticas.
Este suceso ha provocado la evacuación del personal del STF tras las explosiones, ocurridas al concluir una sesión del tribunal. Además, el acceso a puntos neurálgicos de poder en la Explanada ha sido restringido, fortaleciendo las medidas de seguridad en una zona que comprende también al Palacio de Planalto y al Congreso Nacional.
La reacción del gobierno no se ha hecho esperar. Paulo Pimenta, ministro de la Secretaría de Comunicación Social de Brasil, expresó su consternación por los ataques, calificándolos como agresiones directas a las instituciones democráticas y, por ende, al pueblo brasileño. Pimenta enfatizó la importancia de la defensa de la democracia y la necesidad de combatir la intolerancia y la política de odio, asegurando que aquellos contrarios a estos principios serán, una vez más, derrotados.
Este incidente no solo destapa las fisuras en la seguridad de importantes edificaciones gubernamentales sino que también exhibe la polarización y el clima de hostilidad política en Brasil. Las autoridades siguen trabajando para esclarecer los detalles de este atentado, mientras la nación se enfrenta a un momento de reflexión sobre su estabilidad democrática y el respeto hacia sus instituciones.