Inundaciones devastadoras: Las lluvias torrenciales arrasan los campamentos saharauis dejando un panorama desolador

La devastación provocada por las lluvias torrenciales en el desierto del Sáhara ha llevado al desplazamiento de más de 500 familias saharauis en los campamentos de refugiados de Dajla, ubicados a unos 170 kilómetros de Tindouf, Argelia. El aguacero, anticipado por meteorólogos pero con un impacto mucho mayor al esperado, ha arrasado con casas, dejó a la comunidad sin electricidad y ha obligado a declarar la zona como un «desastre» por la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).

La crítica situación se ve exacerbada por la precaria condición política y humanitaria de los campamentos de saharauis, residentes que han vivido durante más de cuatro décadas en un limbo tras el abandono de España y el conflicto entre Marruecos y el Frente Polisario. La dependencia de ayuda humanitaria internacional es vital para su supervivencia, destacando aún más la urgencia ante desastres naturales de esta magnitud.

El campamento de Dajla, hogar ahora desolado para cientos, refleja la vulnerabilidad al clima extremo de estas comunidades. Vivendas de adobe, apropiadas para la vida en el desierto pero no para resistir lluvias intensas, fueron destruidas junto con las instalaciones eléctricas solares, cortando comunicaciones y dejando a las familias en difíciles condiciones.

La situación empeora al considerarse las predicciones meteorológicas, que anticipaban precipitaciones inusuales para la región, sobrepasando la capacidad de absorción del suelo desértico. Esto ha llevado a un llamado urgente de la Media Luna Roja Saharaui (MLRS) por apoyo internacional para enfrentar la emergencia, que hasta ahora, ha encontrado limitaciones logísticas y de capacidad para abordar la crisis. La distribución de tiendas de campaña y artículos de primera necesidad ha sido insuficiente ante la magnitud de las afectaciones.

Este evento pone de manifiesto, una vez más, el difícil panorama que enfrentan los refugiados saharauis, atrapados entre un conflicto prolongado sin solución política a la vista y ahora, la creciente amenaza del cambio climático que hace prever que episodios como este podrían repetirse con mayor frecuencia e intensidad. La comunidad internacional está ante el desafío de responder no solo a las cuestiones políticas que rodean al Sáhara Occidental, sino también a las inmediatas necesidades humanitarias exacerbadas por desastres naturales, en una región que raramente ha sido asociada con inundaciones de esta escala.

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