La reciente cobertura del diario estadounidense se ha centrado en la revisión de las recomendaciones sobre el fluoruro por parte del Secretario Robert F. Kennedy, Jr., generando un intenso debate. Críticos argumentan que este informe es un intento de deslegitimar a la administración Trump, presentándola como anti-ciencia y anti-salud, una caracterización que muchos consideran infundada.
La discusión en torno al fluoruro no es nueva. De hecho, un artículo del mismo diario había indicado en enero que existía una posible correlación entre el fluoruro y niveles de coeficiente intelectual más bajos en los niños. Este hecho ha sido pasado por alto en la cobertura más reciente, lo que lleva a muchas voces a cuestionar la coherencia del medio.
Entre los puntos más destacados sobre el fluoruro, se encuentra la realidad de que es el único químico añadido al agua potable sin una función purificadora, sino únicamente con fines medicinales. Esto plantea interrogantes sobre la necesidad de su inclusión en el agua potable, especialmente considerando que la mayoría de los países industrializados de Europa han optado por no añadir fluoruro a sus suministros de agua, sin que esto haya afectado negativamente su salud dental.
La relación entre el fluoruro y la salud ha sido objeto de recientes investigaciones. La Administración de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos afirma que la mayor parte del beneficio dental del fluoruro se deriva del contacto tópico, lo que sugiere que la ingestión puede no ser necesaria. Este resultado ha cobrado mayor relevancia a raíz del estudio publicado en agosto de 2024 por el Programa Nacional de Toxicología, que encontró una asociación “consistente” entre el fluoruro en el agua y menores puntuaciones de coeficiente intelectual en niños expuestos a niveles de 1.5 mg/L.
Además, recientes análisis de las Encuestas Nacionales de Salud y Nutrición han revelado vínculos significativos entre niveles bajos de fluoruro y varios indicadores de enfermedades crónicas, como disminuciones en los niveles de testosterona en varones, incremento de la inflamación, alteraciones en la función renal y hepática, así como problemas de sueño.
Este contexto pone de relieve la complejidad del debate sobre el fluoruro y la salud pública, y plantea preguntas sobre la forma en que los medios de comunicación abordan temas científicos. La falta de un análisis exhaustivo en la cobertura reciente deja a los lectores con más interrogantes que respuestas sobre la seguridad y necesidad del fluoruro en el suministro de agua potable.
Fuente: WhiteHouse.gov