Los jóvenes registradores de España de la promoción 2025 se han reunido en Brihuega, Guadalajara, para hacer hincapié en el papel fundamental de los Registros en las zonas rurales. La cita, celebrada el 25 de junio, contó con la participación del decano de los Registradores de Castilla-La Mancha, Alfredo Delgado, quien destacó cómo el Registro contribuye a la seguridad jurídica en las transacciones inmobiliarias y a la economía local, especialmente en territorios con baja densidad de población.
Delgado compartió datos reveladores que muestran una disparidad en el nivel de inscripción de propiedades entre áreas urbanas y rurales, con un porcentaje en las grandes ciudades que alcanza entre el 95% y 98%, mientras que en las localidades rurales la cifra se sitúa entre el 50% y el 60%. Según sus palabras, la costumbre histórica de llevar a cabo transacciones de forma informal, a menudo incluso en una servilleta en un bar, ha llevado a esta situación.
El decano también mencionó que factores como la despoblación y el abandono de fincas han contribuido a que muchas propiedades no se hayan documentado en generaciones, quedando sin titularidad, debido a que los herederos se han trasladado o han optado por no registrarlas por motivos de coste o pereza. Aunque la digitalización ha avanzado, la atención presencial en los registros rurales sigue siendo esencial.
Delgado resaltó la falta de conocimiento existente en la sociedad sobre la importante función del Registro de la Propiedad, subrayando que, a pesar de que la inscripción es voluntaria, el porcentaje de fincas rústicas registradas es inferior al de las propiedades urbanas. El Registro tiene como misión principal ofrecer seguridad en la transmisión de bienes inmuebles y, en muchos pequeños pueblos, constituye prácticamente la segunda empresa más importante tras el Ayuntamiento, contando con una media de 10 empleados por oficina.
El registro tiene una amplia «capilaridad» en Castilla-La Mancha, donde el 60% de la población puede acceder a pie a un registro y no hay ningún municipio que se encuentre a más de 30 kilómetros de uno. Los registros albergan un vasto número de datos sobre personas, fincas, cultivos y edificaciones, lo que subraya la importancia de su control, dado que el acceso al Registro es público y requiere acreditar un «interés legítimo».
Los nuevos registradores que visitaron Brihuega tienen la intención de familiarizarse con el funcionamiento de un Registro rural, dado que es posible que esa sea su primera ubicación laboral. Durante la visita, Pilar Ballesteros, una aspirante del Registro de la Propiedad de Villarrobledo, expresó que el proceso de oposición ha sido desafiante, pero el interés por el Derecho Privado y su cercanía a la comunidad le motivaron a concurrir a esta convocatoria.
Los aprendices están participando en un curso que les proporciona una visión práctica del funcionamiento de los registros, a la vez que el decano espera que pronto se ocupen las tres vacantes existentes en la región, algunas de ellas en Guadalajara. Delgado concluyó resaltando la importancia de la labor del registrador, que implica una «calificación jurídica» exhaustiva de los documentos que se inscriben.
En Castilla-La Mancha, existen un total de 60 Registros, de los cuales 54 son de la propiedad y seis mercantiles. Entre estos, 40 son oficinas liquidadoras que colaboran con la Dirección General de Tributos de la región.
