El panorama bélico en Medio Oriente vuelve a mostrar postales sorprendentes a medida que escala la tensión entre Israel y Hezbolá. Con la advertencia de la organización paramilitar libanesa de intensificar aún más sus ataques, y la respuesta de Israel al movilizar a 50.000 reservistas, el escenario parece cada día más complejo y la frontera con Líbano se complica por momentos.
La reciente reivindicación de Hezbolá de haber perpetrado 12 ataques contra Israel en una sola jornada deja en claro que la escalada no tiene visos de disminuir. Mientras tanto, Israel no solo ha aumentado su grado de alerta sino que ha sorprendido al mundo al recurrir a tácticas que parecen sacadas de otro tiempo. Según información revelada, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han comenzado a utilizar trabajos para lanzar proyectiles incendiarios con el objetivo declarado de limpiar la maleza y prevenir infiltraciones desde el Líbano.
Este método, evidentemente improvisado, ha dejado tanto a observadores como a civiles boquiabiertos. La utilización de una tecnología reminiscentemente medieval, como lo es el trabuquete, en un conflicto del siglo XXI, genera no solo asombro sino también un sinfín de reacciones en redes sociales. Ironías comparando la situación con niveles de videojuegos donde la artillería no ha sido adecuadamente mejorada chocan con la cruda realidad de un conflicto que parece no encontrar fin.
El uso del trabuquete por parte de las FDI destaca por varios motivos. Primero, por su carácter anacrónico en plena era tecnológica, contraponiéndose al alto nivel de sofisticación habitual en los arsenales militares contemporáneos. Segundo, por la visibilidad que ello genera en medios y redes sociales, convirtiendo la táctica en una curiosidad viral que captura la atención mundial por encima de los mismos hechos conflictivos.
Sin embargo, más allá de las comparaciones y el asombro, este hecho subraya la profundidad y complejidad del conflicto en curso. Mientras Hezbolá intensifica sus ataques y reclama victorias pírricas, y Israel refuerza su frontera con tácticas insólitas, la población atrapada en el fuego cruzado sigue esperando una salida a un conflicto interminable. Entre el despliegue del ejército israelí y la determinación de Hezbolá de no ceder, la frontera israelí-libanesa sigue siendo un polvorín a punto de estallar, donde la historia y la tecnología chocan de las maneras más inesperadas.
