Inminente inicio de controles el 10 de noviembre ante falta de acuerdo

Gibraltar, conocido por su masivo respaldo a la permanencia en la Unión Europea durante el referéndum del Brexit, con un 95.9% de votos a favor, enfrenta ahora un futuro incierto. A medida que nos acercamos al 10 de noviembre, fecha en que entrarán en vigor nuevos controles Schengen, el espectro de un ‘no acuerdo’ Brexit sobre Gibraltar se materializa. Este escenario amenaza con desatar el caos en su frontera terrestre, por donde transitan diariamente unos 30,000 individuos, incluidos 15,000 trabajadores, de los cuales 10,000 son españoles.

El Ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel Albares, se ha reunido en Londres con su homólogo británico, David Lammy, en un encuentro donde la cuestión de Gibraltar no ha sido central, a pesar de su relevancia. La ausencia de representación gibraltareña en la reunión subraya el estancamiento que persiste en las discusiones, con pocos indicios de progreso hacia la anhelada solución.

La cercanía del 10 de noviembre plantea un desafío significativo con la implementación del nuevo sistema de entrada y salida para el espacio Schengen. Este sistema, previsto inicialmente para 2022, ha sufrido retrasos y representa un cambio fundamental en el manejo de las fronteras, incluida la de Gibraltar. En un contexto donde aún no se alcanza un acuerdo sobre el Peñón, las autoridades locales anticipan un período inicial caótico, particularmente en lo que refiere a la movilidad transfronteriza.

El encuentro entre Albares y Lammy, aunque no centrado explícitamente en Gibraltar, refleja la complejidad de las relaciones post-Brexit y el deseo compartido de mantener una «zona de prosperidad compartida», si bien la soberanía de Gibraltar sigue siendo un escollo importante. Pese a las dificultades, la llegada al poder del laborista Keir Starmer en el Reino Unido y las administraciones de izquierdas tanto en España como en Gibraltar han sido vistas como un posible catalizador para avanzar en las negociaciones, si bien hasta ahora no se han materializado progresos tangibles.

A medida que nos acercamos a la fecha límite autoimpuesta, con el nuevo sistema de controles Schengen como telón de fondo, la incertidumbre se cierne sobre el Peñón. La posibilidad de una solución que externalice la frontera Schengen al puerto y aeropuerto de Gibraltar ofrece un rayo de esperanza, aunque a costa de retos significativos en términos de soberanía y logística. La posibilidad de que la Agencia Frontex de la UE se encargue de los controles durante un período transitorio emerge como una solución pragmática, aunque no exenta de controversia.

A escasos días de la entrada en vigor del nuevo sistema Schengen, y con el reloj avanzando inexorablemente hacia el 10 de noviembre, el futuro de Gibraltar en el contexto del Brexit sigue siendo una incógnita. Las negociaciones en curso reflejan no solo la complejidad técnica y política del asunto, sino también la profundidad de las relaciones históricas, económicas y culturales entre Gibraltar, el Reino Unido y la Unión Europea. La esperanza de una solución adecuada persiste, pero el tiempo apremia, y las decisiones tomadas en los próximos días definirán el futuro de esta emblemática frontera europea.

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