Influencias Ocultas: La Estrategia de Rusia y China para Comprar Voluntades en la Eurocámara

La reciente oleada de escándalos que sacude al Parlamento Europeo ha hecho saltar las alarmas sobre la vulnerabilidad de esta institución ante intentos de influencia externa. Con la mirada puesta en la constitución de la nueva Eurocámara a mediados de julio, se plantea el reto de blindar la única entidad elegida directamente por los ciudadanos europeos mediante el sufragio universal. Las injerencias de países terceros, ya sea por métodos lícitos o ilícitos, amenazan uno de los pilares fundamentales del Parlamento: la confianza y la credibilidad ante la opinión pública.

El Parlamento Europeo, por ser la cara más visible de la Unión Europea ante sus ciudadanos, siente el impacto de escándalos como el Qatargate, que involucró pagos a eurodiputados por parte de Qatar y Marruecos, culminando con una vicepresidenta de la institución en prisión. Asimismo, las operaciones de Rusia dentro de la Eurocámara, como los recientes registros en Bruselas y Estrasburgo vinculados a la propaganda mediante el pseudo-medio «Voice of Europe», revelan una estrategia de desinformación y persuasión más sórdida y compleja.

La situación se agrava al conocerse las investigaciones hacia ciertos eurodiputados, como Tatjana Ždanoka, acusada de recibir pagos del Servicio Federal de Seguridad Ruso (FSB) y evidenciar el creciente interés de China en tejer redes dentro de la Eurocámara. Esto último fue notable durante las redadas en las oficinas de un eurodiputado del partido Alternativa para Alemania (AfD) bajo sospecha de espionaje para China.

Se destaca también el papel crítico que juegan los asistentes parlamentarios, quienes por su permanencia y circulación entre distintos eurodiputados y grupos, constituyen canales ideales para que países tercera parte infiltren y mantengan sus redes de influencia dentro del Parlamento. Esta situación pone en primer plano la fragilidad del sistema de «autovigilancia» y la necesidad de revisión y fortalecimiento de los controles internos.

Más allá del cabildeo, la distinción entre la influencia y la interferencia parece diluirse, exponiendo a la Eurocámara a una cultura de influencia externa que desafía directamente la integridad de la institución. Las recientes acciones de Rusia, centradas en desestabilizar Europa a través de sofisticadas campañas de desinformación y división, marcan un claro ejemplo de los desafíos que enfrenta el Parlamento Europeo en el escenario internacional actual.

Funcionarios y analistas reconocen la creciente presión de Rusia y otros actores en socavar la seguridad y la unidad de Europa, especialmente en el contexto de la guerra en Ucrania. Las implicaciones de tales maniobras de desestabilización son profundas, no solo amenazando la cohesión interna de la UE y la OTAN, sino también exponiendo vulnerabilidades críticas ante futuras amenazas.

En este contexto, asegurar la integridad del Parlamento Europeo frente a la interferencia extranjera se presenta como una tarea urgente y compleja. La próxima Eurocámara se enfrenta a la difícil labor de restaurar y fortalecer la confianza y credibilidad de la institución, abordando de manera efectiva las actuales y potenciales vulnerabilidades ante los intentos de influencia de terceros países. La seguridad de la democracia europea y la integridad de sus decisiones dependen de su éxito.

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