El norte y centro de Italia se recuperan tras el devastador paso del ciclón Boris, que no solo cobró la desaparición de dos personas sino que forzó la evacuación de más de 1.000 residentes, dejando tras de sí un paisaje de desolación y enormes daños. La región de Emilia Romagna emergió como la más golpeada, con municipios enfrentando inundaciones catastróficas que pusieron a prueba la resiliencia y capacidad de respuesta de las localidades afectadas.

Las autoridades informaron que la situación, aunque en proceso de mejora, continúa siendo preocupante. Específicamente, la subida del nivel del río Savena en Bolonia y la crecida del río Tramazzo en Modigliana (Forlì-Cesena) generan inquietud. Las operaciones actuales se concentran en facilitar el descenso de las aguas en Castel Bolognese (Rávena) y Faenza, localidades que soportaron el embate de los desbordados ríos Marzeno y Lamone, sumergiendo barrios enteros bajo el agua.

Resaltando la severidad del evento, informes meteorológicos señalaron que en tan solo 24 horas cayeron 250 mm de lluvia sobre estas zonas, las mismas que ya habían soportado graves inundaciones en mayo de 2023. Esta serie de eventos extremos subraya la vulnerabilidad de la región a efectos climáticos severos y plantea cuestionamientos sobre las medidas de preparación y respuesta ante desastres.

Modigliana se señala como el pueblo más severamente afectado, enfrentando no solo inundaciones sino también deslizamientos de tierra. Este escenario apocalíptico fue descrito vívidamente por el alcalde Jader Dardi, quien relató cómo «el río explotó repentinamente». Además, en Traversata de Bagnacavallo, el río Lamone superó las barreras de contención, llevando al colapso de varias estructuras habitacionales. En medio de esta catástrofe, se llevaron a cabo heroicos rescates de personas atrapadas, algunas de las cuales fueron salvadas desde los techos de sus casas mediante helicópteros y otras en lanchas neumáticas.

Entre tanto, las autoridades locales han confirmado la búsqueda de dos individuos desaparecidos, presumiblemente arrastrados por las aguas tras el colapso de su vivienda. A pesar de que las lluvias han cesado durante la noche, una alerta meteorológica roja permanece vigente para Emilia-Romaña, con el cierre de escuelas en Rávena y restricciones en las áreas más devastadas de Forlì-Cesena, según anunció Irene Priolo, presidenta regional.

El ciclón Boris no solo ha dejado su huella en Italia, sino que ha afectado al centro y este de Europa con un saldo lamentable de al menos 18 muertos y miles de afectados. La región, aún sumida en la emergencia, enfrenta el desafío de manejar los ríos que deben desembocar en el mar y los persistentes problemas de deslizamiento de tierra.

La lenta respuesta institucional a las catástrofes previas es un motivo de frustración para los alcaldes de las zonas afectadas, quienes lamentan la ausencia de las ayudas prometidas hace más de un año. El alcalde de Faenza, Massimo Isola, en particular expresó su consternación por la falta de acción respecto al arroyo Marzeno, señalando demoras burocráticas que han impedido la implementación de medidas preventivas adecuadas.

La tragedia impulsada por el ciclón Boris subraya la necesidad urgente de reforzar la infraestructura y preparación de las comunidades frente a eventos extremos, una lección dolorosa sobre la importancia de la adaptación y respuesta ante la variabilidad y el cambio climático.

Scroll al inicio