La brecha salarial en Castilla-La Mancha se evidencia dramáticamente, conforme a un informe reciente que señala desigualdades significativas en la distribución de ingresos dentro de la región. El estudio detalla que los salarios más bajos, correspondientes a menos de un Salario Mínimo Interprofesional (SMI), representan únicamente el 33% de los ingresos totales percibidos por los asalariados de Castilla-La Mancha. En contraste, aquellos que disfrutan de ingresos en el rango más elevado, superando los 5 SMI, y que constituyen menos del 1,5% de todos los asalariados de la región, acaparan hasta el 7% del total de salarios.
El contraste se profundiza al observar los salarios medios por tramos de ingresos. Un grupo selecto de 891 trabajadores que ganan más de 10 SMI, disfrutan de un salario medio anual sorprendente de 208.628 euros. En marcado contraste, las 336.890 personas cuyos salarios anuales no alcanzan el SMI tienen un salario medio anual de 6.435 euros.
El panorama para las mujeres es particularmente desolador. Ellas predominan en los tramos más bajos de salarios, conformando el 54% de los trabajadores que ganan entre 0 y 0,5 SMI y el 56% de aquellos cuyos ingresos están en el tramo de 0,5 a 1 SMI. Sin embargo, esta presencia femenina disminuye drásticamente en los niveles salariales superiores, representando solo el 15% en el tramo más alto, de más de 10 SMI, y el 19% de aquellos que ganan entre 7,5 y 10 SMI.
En contraposición a la situación en Castilla-La Mancha, los datos para el resto del país arrojan algunas sorpresas. Sobresale que en la provincia de A Coruña, a pesar de ser una de las regiones con salarios medianos más bajos, las mujeres que se encuentran en el tramo de ingresos más alto (+10 SMI) ostentan un salario medio anual de 369.117 euros. Esto refleja el impacto que tienen las mujeres que figuran en las listas de personas más ricas del país sobre las estadísticas salariales generales.
El informe subraya la necesidad de atender las desigualdades en la distribución de la riqueza y de tomar medidas que fomenten la equidad salarial, especialmente entre géneros y regiones, para garantizar que el bienestar económico no sea un privilegio de unos pocos, sino una posibilidad accesible para la mayoría de la población trabajadora.