El fin de semana, el avión que transportaba a Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, a Plovdiv, Bulgaria, experimentó interferencias en su sistema de GPS, un acto que las autoridades búlgaras atribuyen a Rusia. Aunque el avión aterrizó con éxito utilizando mapas físicos, este incidente resalta la creciente preocupación sobre la seguridad aérea en la región. Según fuentes de la Comisión Europea, este tipo de sabotajes son parte de un patrón más amplio de hostilidades por parte de Rusia, que ha estado interfiriendo en señales GPS en Europa del Este.
En un contexto donde se han registrado más de 46,000 interferencias en 2024, los países del este de Europa, en especial los bálticos, han expresado su inquietud. Ministros de 17 Estados miembros, entre ellos España, han instado a la Comisión Europea a tomar medidas coordinadas ante estas amenazas, destacando que la interferencia en los sistemas de navegación representa un riesgo inminente. Las autoridades creen que estas acciones, además de afectar la aviación, también tienen implicaciones para el tráfico marítimo en la región.
Durante su visita a Bulgaria, von der Leyen denunció las tácticas agresivas de Rusia, subrayando la necesidad de un mayor compromiso europeo en defensa y seguridad. Anunció una iniciativa para fortalecer la capacidad de respuesta ante estas amenazas, incluida una hoja de ruta para un plan de rearme europeo que se discutirá en la próxima cumbre en Copenhague. Este llamado al fortalecimiento militar tiene lugar en un contexto de creciente tensión y violencia en la frontera entre Europa y Rusia.
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