Los devastadores incendios forestales continúan asolando las provincias de Gyeongsang del Norte y Gyeongsang del Sur en Corea del Sur, cobrándose ya la vida de al menos 15 personas y desencadenando la declaración del estado de catástrofe nacional por parte del gobierno. La violencia de las llamas ha forzado una respuesta sin precedentes, incluyendo la evacuación masiva de residentes y el traslado de miles de presos para salvaguardar sus vidas.
Según informes recientes, la tragedia se ha ensañado particularmente con Yeongdeok, donde seis vidas se han perdido; en Yeongyang, el fuego ha reclamado cuatro víctimas; mientras que en Cheongsong y Andong se lamentan tres y dos fallecimientos, respectivamente. La situación ha llevado al Ministerio de Justicia a mover aproximadamente 3.400 internos de las penitenciarías de Andong y Gyeongsang a instalaciones más seguras, según datos de la agencia de noticias Yonhap.
La magnitud de los incendios ha requerido una intensificación en la respuesta de emergencia, alcanzando el nivel máximo para coordinar y movilizar todos los recursos disponibles en un esfuerzo por contener la catástrofe. Entre las evacuaciones, se encuentra la aldea de Hahoe en Andong, un sitio declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, que por poco se salvó de ser consumida por las llamas gracias a la rápida intervención de los equipos de bomberos.
Sin embargo, no todos los sitios han tenido la misma suerte. El templo budista de Gounsa, un venerable monumento de la dinastía Joseon ubicado en el condado de Uiseong, no logró escapar del voraz avance del fuego. Pese a los esfuerzos por salvaguardar el patrimonio cultural de la región, el templo fue arrasado, aunque se logró evacuar a los monjes y trasladar la mayoría de los valiosos artefactos a lugares seguros.
Estos incendios forestales, que iniciaron el pasado viernes en el condado de Sancheong, a unos 250 kilómetros al sureste de Seúl, se producen en un momento de profunda inestabilidad política en el país. La tensión ha escalado desde la instauración de la ley marcial a principios del pasado mes de diciembre, bajo el mandato del expresidente Yoon Suk Yeol, agravando la situación de emergencia que enfrenta la nación.
El desastre natural, acompañado por una compleja crisis política, sitúa a Corea del Sur en un delicado momento, donde la coordinación eficaz de las autoridades y la solidaridad de la comunidad internacional se presentan como elementos clave para superar esta adversidad. Con un país en vigilia, la lucha contra el fuego continúa, y la esperanza de controlar las llamas y comenzar el proceso de recuperación se mantiene viva en el corazón de los surcoreanos.
