En un movimiento histórico durante la reciente sesión en la Asamblea General de Naciones Unidas, una mayoría abrumadora de 143 países ha instado de nuevo a reconsiderar la membresía completa de Palestina en la ONU, solicitando que se le otorgue el estatus de estado de pleno derecho. Esta decisión crucial ahora recae en manos del Consejo de Seguridad, donde la propuesta ya había sido rechazada anteriormente debido al veto de Estados Unidos.
La votación reveló profundas divisiones dentro de la comunidad internacional, con solo nueve países oponiéndose a la medida, incluyendo a Estados Unidos, Israel, Argentina, Hungría y la República Checa. Por otro lado, veinticinco naciones optaron por abstenerse de votar, dejando en evidencia las diferentes posturas y la falta de consenso, particularmente entre los miembros de la Unión Europea, sobre el reconocimiento de Palestina.
A pesar de la decisión de la Asamblea, Palestina seguirá sin tener derecho a voto ni capacidad para postularse como candidata en los organismos de la ONU. Sin embargo, la resolución otorga a Palestina nuevas capacidades que van más allá de su condición actual de «Estado observador no miembro», lo que representa un paso significativo hacia su reconocimiento internacional.
El rechazo previo, ocurrido el 18 de abril, donde Estados Unidos fue el único país que bloqueó la inclusión plena de Palestina, destacó la influencia y el poder decisivo de las naciones en el Consejo de Seguridad. Aunque la resolución de hoy tiene un apoyo mucho mayor que el logrado en 2012 para la inclusión de Palestina como Estado Observador, la tensión sobre el derecho de voto de Palestina y la presión ejercida por Estados Unidos sugieren que el camino hacia la membresía plena será complejo y posiblemente largo.
La sesión no estuvo exenta de momentos cargados de emoción, evidenciados cuando el embajador palestino, Riyad Mansour, habló sobre el orgullo de ver la bandera palestina ondeando alrededor del mundo, visiblemente emocionado. Frente a él, el embajador israelí, Gilad Erdan, realizó un acto simbólico al triturar una copia de la carta fundacional de las Naciones Unidas, argumentando que reconocer a Palestina como estado significaría el fin de los principios fundacionales de la ONU y criticando duramente la posible elección de líderes de Hamás en el gobierno palestino.
Este capítulo refleja la continua y complicada lucha por el reconocimiento y la estabilidad en la región, subrayando las divisiones profundas no solo entre los estados directamente implicados sino también dentro de la comunidad internacional. La recomendación de la Asamblea al Consejo de Seguridad para que reconsidere favorablemente el caso de Palestina marca otro momento significativo en la larga historia del conflicto árabe-israelí, aunque el resultado final y el impacto de esta decisión siguen siendo inciertos.