En el marco de un contexto de cambio climático y escasez de recursos hídricos, investigadores del Instituto de la Vid y el Vino de Castilla-La Mancha (IVICAM) han realizado un estudio para evaluar el comportamiento en el uso del agua de 24 variedades de vid bajo condiciones de sequía, 17 de las cuales fueron analizadas por primera vez.
Este trabajo de investigación, recientemente publicado, es de vital importancia para entender cómo las diferentes variedades de vid responden a la falta de agua, un factor crucial en la producción vitivinícola. Con el objetivo de caracterizar con precisión el comportamiento fisiológico de la vid en cuanto al uso del agua, los investigadores del IVICAM han desarrollado un nuevo método denominado ‘superficie de conductancia’.
Este método considera simultáneamente los efectos de la sequía del suelo y la sequedad hoja-aire sobre la transpiración de la planta, lo que brinda información valiosa para la gestión del riego. Además, se han adaptado dos métodos previamente utilizados en investigación para acotar los rangos de potencial hídrico en los que opera cada variedad.
Gracias a esta combinación de métodos, se han diferenciado tres grupos de variedades de vid, dos de los cuales presentan una capacidad de controlar la pérdida de agua incluso en condiciones de sequía extrema. Esto podría significar una menor dependencia del riego para estas variedades, lo que las hace especialmente interesantes para los viticultores.
Entender la estrategia que cada variedad de vid adopta frente a la sequía es fundamental para mejorar la gestión del riego y ubicarlas de manera adecuada en el contexto de sus condiciones climáticas y edafológicas. Este trabajo forma parte de la investigación realizada para la tesis doctoral de Sergio Serrano Parra, que se enfoca en la ‘Evaluación del comportamiento de diferentes variedades de vid cultivadas bajo condiciones de sequía’ y en la que colaboran la Universidad de Castilla-La Mancha y el IRIAF.
En resumen, este estudio aporta información valiosa para la selección de variedades de vid más resistentes a la sequía y para mejorar la sostenibilidad de la producción vitivinícola en un escenario de cambio climático y escasez de agua.