El 8 de mayo de 2025, el presidente de los Estados Unidos y el primer ministro del Reino Unido, Keir Starmer, anunciaron un acuerdo histórico conocido como el «Acuerdo de Prosperidad Económica» entre ambos países. Este acuerdo promete un acceso sin precedentes para las empresas estadounidenses a los mercados británicos y busca fortalecer la seguridad nacional y la economía de EE. UU.
Entre las características clave del acuerdo, se incluye la creación de un cupo anual de 100,000 vehículos importados desde el Reino Unido, con un arancel favorable del 10%, así como la reducción de barreras no arancelarias que han afectado a la industria manufacturera estadounidense. El acuerdo también establece condiciones para una mayor seguridad en las cadenas de suministro de productos críticos, como el acero y el aluminio, a la vez que se garantiza un tratamiento preferencial en el ámbito farmacéutico.
Al abordar las preocupaciones de seguridad nacional, el acuerdo contempla un enfoque estructurado para negociar cuestiones que puedan surgir en sectores susceptibles de futuras investigaciones por el artículo 232, que regula medidas comerciales en situaciones de emergencia económica. Además, se destaca el fortalecimiento de las cadenas de suministro en la manufactura de aeronaves a través de un comercio bilateral libre de aranceles en ciertos productos aeronáuticos.
La administración estadounidense ha declarado que estas acciones son coherentes con los intereses nacionales y necesarias para enfrentar las amenazas identificadas en el ámbito de la seguridad nacional. Se prevé que los nuevos términos se implementen con celeridad, con la expectativa de que este acuerdo no solo impulse el comercio bilateral, sino que también promueva la inversión y el empleo en ambos lados del Atlántico.
Las modificaciones tarifarias propuestas, que incluyen la reducción de aranceles para productos británicos, buscan equilibrar las relaciones comerciales, fomentando una cooperación más estrecha entre las dos naciones. El secretario de Comercio tendrá un papel crucial en la implementación y ajustes necesarios para asegurar que el acuerdo funcione de manera efectiva y se alinee con los objetivos estratégicos de Estados Unidos.
Con este panorama, resulta evidente que el Acuerdo de Prosperidad Económica entre Estados Unidos y el Reino Unido no solo es un intento de profundizar vínculos comerciales, sino también un movimiento calculado para asegurar la estabilidad y el crecimiento económico en un contexto global cada vez más competitivo.
Fuente: WhiteHouse.gov
