En un tenso escenario político internacional, el singular episodio entre Donald Trump y Pedro Sánchez durante la cumbre del G-20 en Japón en 2019 resurge en la memoria colectiva, especialmente en momentos clave como las actuales elecciones estadounidenses. El entonces presidente estadounidense, con un gesto serio, pareció indicar a Sánchez su lugar en la sesión, un acto que desde Moncloa se consideró una broma, pese a la interpretación general de ser un gesto brusco. Este fue uno de los pocos momentos de visibilidad directa entre ambos, ya que Sánchez nunca fue invitado a la Casa Blanca durante la presidencia de Trump, marcando una relación discreta en comparación con otros líderes como Xi Jinping y Angela Merkel.
La política y las preferencias personales de los mandatarios han jugado un papel significativo en las relaciones internacionales. Con la elección de Joe Biden y el apoyo visible de Pedro Sánchez a Kamala Harris, se ha visto un cambio notable hacia una relación más estrecha y fluida entre España y Estados Unidos, subrayada por la celebración de la cumbre de la OTAN en Madrid en 2022. La candidatura de Harris simboliza para muchos la esperanza de mantener e incluso fortalecer esta «amistad».
Sin embargo, las elecciones en Estados Unidos no solamente determinarán la continuidad de estas relaciones bilaterales amistosas; también podrían implicar cambios significativos en las estrategias de defensa y comercio. Un potencial regreso de Trump podría no alterar significativamente los acuerdos militares existentes, como el de las bases de Morón y Rota, pero indudablemente pondría a prueba la fortaleza de las alianzas transatlánticas, especialmente en lo que respecta a la guerra de Ucrania y las contribuciones militares y financieras de Estados Unidos al conflicto.
La relación con Marruecos, otro punto crítico en las relaciones exteriores de Estados Unidos, podría también tomar nuevos rumbos dependiendo del resultado de las elecciones. La preferencia de Estados Unidos por Marruecos como socio regional en el Mediterráneo, por encima de España, ha sido notoria, y un cambio en la administración estadounidense podría tanto mantener como alterar el delicado equilibrio de esta relación.
En el ámbito comercial, la administración Trump dio inicio a una serie de disputas arancelarias que afectaron a varios productos europeos, incluidos algunos españoles como el aceite de oliva y el calzado. Mientras que bajo Joe Biden se observó una relajación de algunas medidas, un cambio sustancial en la política comercial estadounidense no se materializó por completo. Una reelección de Trump podría significar el retorno de tensiones comerciales, ante lo cual Europa, y en particular España, ya se estaría preparando.
A medida que las elecciones en Estados Unidos se acercan, la comunidad internacional permanece atenta. Un regreso de Trump podría significar una Europa más aislada, enfrentando el desafío de redefinir su papel en un orden global cambiante, mientras que una victoria de Harris se interpreta como una oportunidad para la estabilidad y la continuidad en las relaciones transatlánticas. En cualquier escenario, resulta claro que lo que esté en juego el martes trascenderá ampliamente las fronteras estadounidenses, afectando la geopolítica, las alianzas internacionales y la economía global.