En un giro inesperado, los concursantes de «MasterChef Celebrity 10» se encontraron ante una prueba eliminatoria que desató un torrente de nervios. En medio de un homenaje al emblemático programa «Un, dos, tres…», la cocina internacional se erigió como el desafío principal, marcando el inicio de una jornada que culminó con la salida de uno de los suyos.
Desde el primer momento, los chefs amateurs sintieron la presión. A diferencia de otras pruebas en las que se forma un equipo para sortear las debilidades individuales, esta vez todos debían enfrentarse al temible delantal negro. En parejas, los participantes debieron preparar un plato representativo del país que les fue asignado. La recompensa, además de la gloria, era tentadora: 4.000 euros destinados a una ONG elegida por el vencedor, mientras que el perdedor se vería obligado a packing.
Los que brillaron en esta ocasión fueron Alejo Sauras y Mariló Montero, aunque fue la presentadora quien se llevó el reconocimiento por su impecable interpretación de un plato asiático. Sin embargo, la jornada no estuvo exenta de tensiones, especialmente para Rosa Benito, Jorge Luengo, Masi y Torito, quienes recibieron un mensaje claro: era hora de elevar el nivel.
En un momento culminante, el ilusionista Jorge Luengo se convirtió en el inesperado eliminado. Su propuesta de ramen japonés no logró captar la esencia tailandesa que se esperaba, lo que provocó un severo reproche por parte de los jueces. «Te faltaban ingredientes indispensables de la comida tailandesa, no estaba fresca, ni rica, ni buena», sentenció Jordi Cruz, dejando claro que la competencia no perdona errores.
La reacción de Luengo fue de reflexión. “Estoy muy orgulloso de mí mismo y de lo que he hecho. Me hubiera gustado llegar a más, como a todos. Pero las aventuras tienen un principio y un final”, compartió al despedirse, dejando una estela de gratitud por todo lo vivido en el programa.
La quinta entrega de «MasterChef Celebrity 10» no solo dejó un concursante menos en la contienda, sino que también subrayó la alta exigencia de la cocina, con acertijos que no solo desafían el paladar, sino también la destreza y la perseverancia de quienes se atreven a participar.