La posibilidad de un cierre del gobierno estadounidense ha suscitado una creciente preocupación entre los ciudadanos y expertos económicos. Según un reciente informe de la Casa Blanca, si el cierre se lleva a cabo, el país podría perder 15 mil millones de dólares en su Producto Interno Bruto (PIB) cada semana. Esta crisis no solo afecta a Washington, sino que sus repercusiones se sentirían en todos los rincones del país.
Datos recién publicados evidencian el impacto potencial a nivel nacional: se prevé que todos los estados enfrenten pérdidas de empleos, disminución en el gasto de los consumidores y interrupciones en programas esenciales como los beneficios WIC y SNAP. La Casa Blanca ha puesto a disposición en su sitio web un análisis exhaustivo de cómo este cierre podría castigar a las familias americanas, poniendo de relieve la gravedad del asunto.
Una de las proyecciones más alarmantes señala que un cierre prolongado podría resultar en más de 43,000 estadounidenses desempleados. Entre los estados más afectados, California se destaca con la mayor pérdida esperada de 5,100 empleos, mientras que Florida también muestra cifras preocupantes con 2,900 despidos estimados. Cada estado tiene su propia historia, con cifras que van desde Alaska, que podría perder 100 empleos, hasta Nueva York, con una expectativa de 2,600.
El impacto no se limita solamente al empleo. Las mujeres y niños en situaciones vulnerables podrían ver comprometidos sus beneficios de WIC, que son fundamentales para su bienestar. En total, se estima que aproximadamente 5.5 millones de personas en California dependen de estas ayudas, junto con cientos de miles más en otros estados.
El gasto de los consumidores también está destinado a caer debido a la pérdida de salarios de trabajadores despedidos y la reducción en el gasto de contratos federales. Solo en California, se anticipa que el descenso mensual en el gasto podría alcanzar los 3.2 mil millones de dólares, lo que implica que las compras diarias y las inversiones locales se verían drásticamente afectadas.
La situación económica se complica aún más cuando se considera la caída del PIB estatal. Con una reducción semanal que podría ser significativa en estados como Texas, donde se prevé un descenso de 1.4 mil millones de dólares, muchas economías locales se enfrentarían a un desafío aún mayor si el cierre se extiende.
Finalmente, tras 30 días de cierre, los beneficios de SNAP —fundamentales para millones de estadounidenses— podrían enfrentar severas interrupciones, dejando a muchas familias sin la asistencia necesaria para alimentarse. En estados como Texas y Nueva York, hasta 5.4 millones y 2.9 millones de personas dependen de este programa, respectivamente.
Mientras tanto, el debate sobre los motivos que llevan a esta crisis continúa, entre críticas por la aparente falta de acuerdo en el Congreso. La ansiedad y el temor se apoderan de los ciudadanos, quienes ven peligrar su estabilidad económica y la de sus familias en un contexto en el que la incertidumbre política es la norma. La resolución de esta situación se vuelve imperativa para asegurar el bienestar de millones de estadounidenses en el futuro cercano.
Fuente: WhiteHouse.gov









