Homenaje a las víctimas del COVID-19 y a la labor de trabajadores y trabajadoras de los servicios esenciales el 28 de abril

Con motivo del 28 de abril, Día Internacional de la Seguridad y Salud en el Trabajo, CCOO y UGT de Castilla-La Mancha destacan que la pandemia de COVID-19 evidenció la asociación indisoluble de la salud laboral y la salud pública, así como la debilidad de la prevención de riesgos laborales en España. Los dos sindicatos consideran que después del coronavirus la salud y la seguridad de las personas trabajadoras tiene que convertirse en un eje central en las relaciones laborales y en el diseño de políticas económicas.

Homenaje a las víctimas del COVID-19 y a la labor de trabajadores y trabajadoras de los servicios esenciales el 28 de abril 1

Cada 28 de abril, UGT y CCOO recuerdan a las trabajadoras y trabajadores que sufren accidentes y enfermedades laborales, denunciando las condiciones de trabajo que están en el origen de la lacra social y se realizan propuestas de cambio en la normativa y en las políticas para mejorar la salud y la seguridad.

Pero este 28 de abril no puede ser igual al de otros años, ya que nos estamos enfrentando a una crisis sanitaria a escala mundial, como no se recordaba desde hace más de un siglo, que llevó a los sistemas sanitarios más allá de sus límites, paralizó gran parte de la actividad económica y, lo que es más grave y doloroso, se llevó varios miles de vida en Castilla-La Mancha y decenas de miles solamente en España.

Por eso, el recuerdo este 28 de abril es para aquellas víctimas, para sus familiares, y amigos y compañeros de trabajo, pero también para las personas trabajadoras, que aún a riesgo de su salud, han dado la batalla a la enfermedad en primera línea. Son los trabajadores y trabajadoras de los servicios esenciales, que demostraron la importancia de la clase trabajadora para garantizar el funcionamiento de nuestra sociedad.

CCOO y UGT siempre hemos defendido que la salud laboral forma parte de manera indisociable de la salud pública y esa realidad se hizo evidente con rotundidad con la pandemia del COVID-19. De hecho, los contagios en el ámbito laboral y en los desplazamientos vinculados son, lamentablemente, importantes vectores de propagación del virus.

Asimismo, UGT y CCOO venimos alertando de la contradicción entre el mantenimiento de un sistema económico que prima la obtención de beneficios empresariales frente a la salud de las personas trabajadoras. Tras la gran recesión de 2008 y la imposición de políticas de austeridad como única vía posible de salida de la crisis, vimos cómo los recortes reducían servicios públicos que ahora se muestran imprescindibles, como la sanidad pública.

En paralelo se produjo una reducción de inversiones en prevención de riesgos laborales en las empresas y de financiación de políticas públicas activas en materia preventiva. Si ya el sistema preventivo español estaba en una situación de debilidad, la llegada de la pandemia de COVID-19 terminó por arrasar la prevención.

Así, los sindicatos remarcan que en el ámbito de la prevención española es necesario un cambio de paradigma para que la salud y la seguridad de las personas trabajadoras se convierta en la prioridad inexcusable y en el eje sobre el que pivote todo el sistema. Para ello, se necesita la capacidad de movilización del conjunto de los trabajadores y trabajadoras. No podemos consentir que el sistema económico se contraponga a lo importante, que es la salud y la vida de las personas trabajadoras.

En este 28 de abril, UGT y CCOO demandamos que para lograr la plena integración de la salud laboral en la salud pública es precisa una mayor coordinación entre los departamentos de sanidad y de trabajo tanto en la Administración General del Estado como en las CCAA. Sin embargo, en lugar de reforzar las instituciones que deberían liderar el proceso, como el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, se redujo la plantilla.

Además, la escasez de inspectores de trabajo, -España tiene una de las ratios más baja de Europa-, ha dificultado fuertemente la atención a las denuncias que personas trabajadoras y sindicatos hemos presentado.

A esto se le añade un nuevo obstáculo: el criterio seguido por el Organismo Estatal de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, que renunció a paralizar actividades por riesgo grave e inminente de contagio ante el coronavirus o a proponer sanciones en una mayoría de situaciones.

Pese a todas las barreras, CCOO y UGT continúan trabajando para afrontar esta crisis sanitaria haciendo lo que mejor saben: defender a la clase trabajadora denunciando donde sea preciso y exigiendo el cumplimiento de la normativa en materia de prevención de riesgos laborales, normativa que recordamos ha de cumplirse, incluso durante el estado de alarma. Nuestros delegados y delegadas de prevención y los comités de seguridad y salud trabajan diariamente en los centros de trabajo para garantizar condiciones de seguridad y salud adecuadas para sus compañeros.

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