El fatal accidente de helicóptero que le costó la vida a Ebrahim Raisí, presidente de Irán, su ministro de Exteriores y varios funcionarios de alto rango, ha desencadenado diversas especulaciones sobre las causas del suceso. Las investigaciones preliminares apuntan a problemas de mantenimiento y adversas condiciones climáticas como posibles factores, aunque se ha descartado el sabotaje. La tragedia ocurrió cuando los helicópteros regresaban de una ceremonia cerca de la frontera con Azerbaiyán.
De acuerdo con las autoridades iraníes, el helicóptero Bell 212, afectado severamente por las sanciones internacionales que limitan el acceso a repuestos, enfrentó condiciones meteorológicas desfavorables que pudieron haber contribuido al accidente. Se especula que la formación de hielo debido a la mezcla de agua-nieve y bajas temperaturas haya jugado un papel crítico en la pérdida de control de la aeronave.
Expertos en aviación destacan los peligros de la «Entrada Inadvertida en Condiciones de Vuelo por Instrumentos» (IIMC) ante la pérdida de referencias visuales bajo malas condiciones meteorológicas, subrayando los riesgos de volar en tales circunstancias, especialmente con personalidades VIP a bordo.
El impacto del suceso trasciende lo inmediato, avivando debates políticos y generando incertidumbre en Irán. Raisí, considerado protegido del Ayatolá Ali Jamenei y posible sucesor, deja un vacío de poder en un momento de tensiones crecientes. La pérdida del presidente y varios funcionarios clave provoca interrogantes sobre el futuro político y la estabilidad de Irán.
