La última visita de Joaquín Sánchez al programa de Antena 3, «El Hormiguero», ha desatado un torbellino de reacciones en las redes sociales. Acudiendo acompañado por toda su familia para promocionar el documental «El capitán América», el futbolista ha sido objeto tanto de críticas como de elogios, llevando al extremo el dicho de que «nunca llueve a gusto de todos».
Joaquín, ya familiarizado con el entorno televisivo y reconocido como ‘invitado platino’ por su frecuente participación en el programa, introdujo por primera vez a sus hijas, Salma y Daniela Sánchez, ante las cámaras en una entrevista en vivo. Las jóvenes admitieron sentirse nerviosas al debutar en televisión, aunque no es la primera vez que comparten espacios mediáticos junto a su padre.
La división de opiniones no se hizo esperar en la red social X (anteriormente Twitter), donde algunos usuarios encontraron motivo de queja en la presencia de la familia completa. «A mí que esta familia no me hace ni puta gracia», expresaba un internauta, mientras otros sugerían que la familia encajaría en la «tertulia de ‘cuñaos'» del programa. Las críticas se endurecieron con comentarios sobre las interrupciones constantes por parte de Salma y Daniela, llegando a ser calificadas por un usuario como «hijas tan MALEDUCADAS».
Sin embargo, no todos los comentarios navegaban en el sentido de la crítica. Mientras algunos expresaban su saturación ante la presencia mediática de la familia («Vamos a tener a esta familia hasta artarnos»), otros celebraban la normalidad y el cariño que transmiten. «Que familia tan NORMAL. Un programa muy bonito», aplaudía un usuario, destacando la faceta más humana y cercana de los Sánchez.
En medio de este mar de opiniones, también hubo espacio para aquellos que resaltaban las virtudes de la entrevista, reconociendo el «humor y cariño» que la familia sevillana comparte en pantalla, e incluso hubo llamados a que realicen muchos más proyectos televisivos juntos.
Esta visita de Joaquín Sánchez y su familia a «El Hormiguero» sirve como claro recordatorio de la polarización que puede generar la exposición mediática, en un contexto donde cada espectador tiene una tribuna propia en las redes sociales para expresar libremente su aprobación o su descontento. Mientras tanto, el debate continúa fluctuando en la delgada línea entre el entretenimiento público y la vida privada de las personalidades públicas.
