Hábito de Fumar Disminuye Drásticamente en España: Consumo Caído al Quinto

En un giro histórico hacia el control del tabaquismo, expertos y políticos de todo el mundo vuelcan su atención hacia Suecia, el primer país que se declara oficialmente «libre de humo». Con solo el 4,5% de los adultos suecos fumando, el país escandinavo ha logrado un hito que pone en jaque las estrategias convencionales contra el hábito de fumar.

Esta revolución en la salud pública viene acompañada de una crítica hacia los enfoques más tradicionales de lucha contra el tabaquismo, como los propuestos por la Organización Mundial de la Salud. Mientras tanto, la Sanidad británica muestra escepticismo hacia estos métodos convencionales, aumentando el interés en el modelo sueco.

¿Pero qué hace exactamente a Suecia tan especial en este ámbito? La respuesta podría residir en la innovadora aproximación del país nórdico hacia la reducción de daños. A diferencia de la mayoría de las naciones que buscan prohibir el consumo de tabaco o hacerlo extraordinariamente difícil, Suecia ha optado por promocionar alternativas menos dañinas, como el snus –un tabaco en polvo que se coloca bajo el labio– y las bolsitas de nicotina. Estas opciones, junto con los vaporizadores, han ayudado a muchísimos suecos a reducir su dependencia al cigarrillo tradicional sin dejar por completo la nicotina.

La transición de Suecia hacia una sociedad «libre de humo» no es un fenómeno reciente. En las décadas de los 60, el país ya empezaba a distanciarse de las tendencias globales, implementando estrategias que, con el tiempo, se consolidarían como un ejemplo de éxito mundial. Es más, el país nunca optó por una prohibición total del tabaco. En cambio, ha facilitado el acceso a alternativas más seguras, acompañado de un impuesto sobre los cigarrillos tradicionales, haciendo que estas opciones sin humo sean más atractivas y económicamente accesibles para los consumidores.

Los resultados hablan por sí solos. No solo en la impresionante baja tasa de fumadores. Suecia también presume de las tasas más bajas de enfermedades relacionadas con el tabaco en toda la Unión Europea, con una incidencia de cáncer un 41% menor en comparación con otros Estados miembros. Este logro es un claro ejemplo de cómo un enfoque pragmático y bien pensado puede tener un impacto profundo en la salud pública, salvando miles de vidas.

Sin embargo, mientras Suecia celebra su éxito, varios países luchan por replicar sus resultados. Las restricciones severas y las políticas prohibicionistas obstaculizan el acceso a productos de nicotina más seguros, lo que potencialmente frena el avance en la batalla contra el tabaquismo. Esta situación subraya la necesidad de flexibilidad y de adaptación en las políticas antitabaco, para no solo seguir, sino también aprender del ejemplo sueco.

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