España porta crespón tras un largo calvario que atraviesa desde 2018. La ética de Estado, aquella que conducía al beneficio de los españoles por mucho descontento que produjese, se ha degradado a una moral sanchista, unos principios y valores basados únicamente en la fractura de la sociedad española. No debería caber duda alguna de que los partidarios de la quiebra han fortalecido estos principios con complaciente y deshonrosa fusión.
En este clima de desazón y problemas, los gobernantes deben modernizar su discurso para nuevos oídos, generaciones a los que la cordialidad del 78 supone palabra muerta por no haber conocido, ni siquiera sus padres, los pasos recorridos por esta paradójica nación que desde 1808 busca culminar una gran obra que siempre se zanja saboteada.
La juventud española desvela un corazón propio, un carácter vehemente que espera renovar la concordia nacional que caracteriza a esta adulta democracia. Solo la apertura a las nuevas generaciones podrá lograr una paz civil contra Pedro Sánchez, que nos cargue al futuro esperado.
Sin embargo, ninguna tarea se logra con la expectación y el aguardo de que otros la remedien. Se necesita en todo momento un soporte institucional que reúna a los jóvenes en torno a un pacto, basado en la defensa de principios y causas. Finalmente, la convicción del conjunto de los españoles servirá para lograr un mayor triunfo y unión social.
Esta empresa histórica no es de derechas ni de izquierdas, la defensa de la Nación atañe a todos, por lo que te aliento a participar de esta tarea por la igualdad y la justicia, lograr una rememorada concordia nacional para las siguientes generaciones. Alcanzar el espíritu de la Transición española. La continuidad de España descansa en las manos de la juventud, así como la grandeza y las libertades en las de todos.
Borja Terrón M.
Vicesecretario de Comunicación de
Nuevas Generaciones de Castilla-La Mancha