A lo largo de la historia, Egipto ha debido afrontar numerosos desafíos, sin embargo el país siempre trabajo de forma incansable para superar todos y cada uno de los obstáculos. Por su posición geopolítica, Egipto ha debido responder a profundos cambios en la escena regional e internacional y también a crisis, pero esta ubicación geográfica también fue clave en su proceso de desarrollo económico.
Este proceso de desarrollo, sin lugar a dudas, se ha acelerado en los últimos años y desde el año 2011 se han impulsado programas de reforma económica a largo plazo, fruto de una nueva visión del desarrollo económico que busca llevar a cabo reformas estructurales clave, reformas necesarias para tratar los principales problemas que arrastraba la economía egipcia: lograr la estabilización macroeconómica, la recuperación del crecimiento y el empleo, la reducción de la deuda y ello a la vez que se garantiza la protección social de los sectores más desfavorecidos.
En el marco del mandato del Presidente Al Sisi, y con el consenso y apoyo del pueblo egipcio, se reformaron las políticas de gasto para que el gasto público que estaba centrado principalmente en el consumo, pasara a ser un gasto productivo para impulsar el crecimiento de la economía.
De forma que el gasto productivo ha tenido una importancia esencial en el gasto público y este se ha dirigido decididamente a la inversión para impulsar el crecimiento de todas las regiones del país, para reforzar los principales sectores de la economía egipcia y también para alcanzar un desarrollo económico sostenido, sostenible y humano.
Así se invirtió de forma muy fuerte en infraestructura, impulsándose la construcción de carreteras, puentes, vías de ferrocarril, se ha construido una Nueva Capital Administrativa, se ha invertido en el tejido industrial y en el sector servicios, en la rehabilitación de tierras de cultivo y la modernización del sector agrario y en proyectos de investigación y desarrollo, destacando en primer lugar la transformación a una nueva Administración más digital en la que las nuevas tecnologías tienen un papel clave.
Una economía moderna
Todo esto forma parte del plan de reformas que comenzó en 2017 con el Banco Mundial y que se ejecuta en colaboración con el Fondo Monetario para hacer de Egipto una economía moderna y un país capaz de enfrentarse con solvencia a los numerosos desafíos tanto internos como internacionales.
El objetivo no es solo el crecimiento económico sino también la mejora paulatina del bienestar económico y social de sus ciudadanos, se trata de conseguir que el desarrollo se dirija hacia la justicia social y se proteja a los grupos más desfavorecidos.
Por ello, la promoción del desarrollo económico ha ido acompañado de políticas sociales para un desarrollo humano e inclusivo, en educación, en sanidad y en el acceso a las clases más desfavorecidas a una vivienda digna, siendo muy numerosos los proyectos de construcción de viviendas sociales y de alojamiento de familias que residían en asentamientos irregulares en zonas muy deprimidas.
Las reformas económicas y sociales dieron sus frutos, y los informes del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y de los organismos e instituciones competentes han destacado las notables mejoras en indicadores económicos y sociales desde el inicio del programa de reformas y también subrayaron la notable mejoría en indicadores en los que se observaban mayores deficiencias, destacando en particular:
- La liberalización del tipo de cambio de la libra egipcia
- Se ha acelerado la tasa de crecimiento económico,
- Se ha reducido de forma muy importante el déficit público, habiéndose incrementado los ingresos públicos a través de la reforma del sistema fiscal y de control de gasto,
- Se ha reducido también la deuda externa y se han aumentado las reservas en divisas extranjeras,
- Ha descendido y se ha contenido la inflación
Las políticas sociales implementadas y la confianza de la población egipcia en el gobierno ha permitido que ello no afectara a la situación de estabilidad interna del país.
Buen tratamiento de la pandemia
Sin lugar a dudas, la nueva situación de pandemia internacional por coronavirus ha afectado a toda la comunidad internacional sin excepción, y ha supuesto también un reto muy importante a la economía egipcia, y sin embargo, la gestión de la pandemia por parte de Egipto ha sido valorada muy positivamente a nivel internacional. Según los últimos datos, Egipto ha tenido 105.033 personas confirmadas de coronavirus, y poco más de 6.000 muertes, con una población de más de 100 millones de habitantes. En el mes de octubre tiene un promedio diario de solo 100 casos contagiados y 16 muertos, según la Ministra de Salud.
Egipto ha logrado un equilibrio entre la adopción de las medidas sanitarias necesarias para enfrentarse a la pandemia, la continuación de la actividad económica, y sus políticas económicas de desarrollo que han destinado una gran parte de su presupuesto a la mejora de los sectores sanitario y educativo y se han destinado también importantes recursos para apoyar a los trabajadores temporales y a las familias más afectadas por esta crisis, y eso sin depender de ningún apoyo de fuera sino de sus propios recursos.
Hay que resaltar que en septiembre de 2020, en plena crisis sanitaria internacional, la agencia de calificación Moody’s elogió los indicadores de capacidad crediticia de Egipto, colocándole una calificación B2, estable, siendo que la calificación depende de la capacidad del país de afrontar sus deudas, de la reducción de sus necesidades crediticias y del mantenimiento de sus reservas de divisas extranjeras.
Así mismo, el grupo de Banca de Inversión Goldman Sachs ha reconocido la capacidad de la economía egipcia para soportar los efectos de la pandemia y hacer frente a sus responsabilidades. Ha destacado que ya se ha recuperado el 50% de la inversión indirecta extranjera que salió del país al inicio de la crisis (unos 10.000 millones de dólares), que las expectativas económicas de inflación son positivas y también lo es la fortaleza de la libra egipcia y que se prevé una mejora de los ingresos de las divisas ello pese a la crisis sanitaria.
Se recupera el turismo
De este modo, el sector turístico también da muestras de una progresiva y robusta recuperación: Wizz Air ha anunciado la reanudación de tres vuelos semanales entre Milán y Alejandría, KLM tras tres años sin volar a El Cairo ha vuelto a operar, y se han reanudado también vuelos desde Rusia, Kazajstan, etc. Y todo ello no es sino muestra de que la estricta implementación de las medidas sanitarias para hacer frente a la pandemia hacen de Egipto un destino turístico seguro.
Es de mencionar la estrecha relación amistosa entre España y Egipto y que Egipto aprecia el turismo español debido a que éste siempre ha optado por el turismo monumental, Egyptair ha vuelto a volar a El Cairo desde Madrid, y desde noviembre 2020 varios turoperadores españoles lanzarán vuelos especiales desde Madrid directo a Luxor, otro vuelo especial saldrá desde Pamplona directo a Luxor, y también se ha informado de nuevas reservas como consecuencia de las noticias positivas, entre otras la apertura de nuevos museos en El Fustat (barrio copto) y en Sharm El Sheikh, los últimos descubrimientos en Sakkara, el desarrollo de la ruta de la Sagrada Familia, la apertura del Palacio Real de Abdeen del ex rey Faruk, sin mencionar que en los próximos meses se va a inaugurar el nuevo museo, el más grande del mundo, en las afueras de El Cairo. Egipto desde julio 2020 hasta la fecha ha recibido más de 400.000 turistas y todos han vuelto contentos a sus países sin incidentes.
Control de la construcción
Otro ejemplo es el Registro público digital de la propiedad, en el que se recoge el registro tanto de inmuebles de naturaleza urbana como de terrenos de naturaleza agraria y rural, registro que ha supuesto una solución al problema de la expansión descontrolada de la construcción en los espacios naturales y agrícolas que se produjo tras la revuelta de 2011.
La política de gasto es una de las herramientas fundamentales en la política económica, por eso el Estado egipcio declaró su objetivo de incrementar la inversión pública en 2020-2021 un 55% respecto del año anterior, lo que supone un total de 280.000 millones de libras egipcias (de los que 225.000 vienen del presupuesto general del Estado) y de los que el 10% irá destinado a proyectos de agua y saneamiento.
Es necesario destacar nuevamente la importancia de la inversión llevada a cabo en infraestructuras y especialmente en los importantísimos proyectos de obra pública que se han desarrollado, siendo que el sector de la construcción se ha convertido en el verdadero motor de crecimiento de la economía egipcia durante la crisis sanitaria del Covid 19.
De este modo, la inversión en proyectos de obra pública ha permitido que el crecimiento de la economía egipcia se situara en el 3.5% en el 2019-2020 y que pese al incremento de despidos en el sector privado por la pandemia, se pudiera contener la tasa de desempleo en el país, ya que ha sufrido únicamente un ligero aumento durante el segundo trimestre de 2020 (así la tasa de desempleo subió muy ligeramente, del 9,6% en comparación con el 7,7% del primer trimestre, y aumentó únicamente un 2,1% con respecto al mismo período del año anterior), además, el gasto público en infraestructuras ha estimulado en gran medida el crecimiento de diversos sectores de la economía y ha contrarrestado en gran medida los efectos económicos negativos de la pandemia.