El verano trae consigo días soleados y la oportunidad de disfrutar de playas y piscinas, momentos anhelados durante el largo invierno. Sin embargo, para muchas personas, esta temporada también despierta temores relacionados con su apariencia física y las expectativas sociales. «La gordofobia, el rechazo explícito a los cuerpos grasos, puede manifestarse de manera más evidente en esta época del año debido a la mayor exposición del cuerpo», explica Andrea Arroyo, experta en nutrición y psicología, y profesora colaboradora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Las Raíces de la Gordofobia
La gordofobia tiene sus raíces en una combinación de factores sociales y personales, desde la idealización de la delgadez hasta la frustración por no alcanzar los cuerpos deseados, influenciados por la publicidad, el cine y la moda. «Existen creencias limitantes y distorsionadas que asocian negativamente los cuerpos gruesos con la falta de validez, lo que no favorece su aceptación», señala Arroyo. La doctora en biomedicina destaca que una de las razones de la gordofobia es la pérdida de la «neutralidad corporal».
La Neutralidad Corporal: Una Herramienta Contra la Gordofobia
La sociedad impone cánones de belleza basados en excepciones y en imágenes idealizadas, muchas veces inalcanzables para la mayoría. En este contexto, la neutralidad corporal emerge como una herramienta para aceptar el propio cuerpo tal como es, sin importar su forma o tamaño. «La neutralidad corporal implica no valorar el cuerpo por su apariencia, sino reconocer que todos los cuerpos son igualmente válidos independientemente de su forma o tamaño», explica Arroyo.
La experta critica la llamada «operación bikini» por ser una práctica lucrativa que no considera criterios de salud y promueve conductas de riesgo, como dietas extremadamente restrictivas. «Son prácticas no avaladas por profesionales de la salud y carecen de baremos claros para saber hasta dónde llegar», añade.
¿Somos Todos Gordófobos?
Un aspecto a considerar es si los comportamientos gordofóbicos están tan arraigados en la sociedad que todos, en mayor o menor medida, los adoptamos. Estas «microgordofobias» se manifiestan en comportamientos cotidianos que discriminan a las personas con sobrepeso, perpetuando el mensaje de que los cuerpos gruesos deben ser combatidos.
«La defensa de la diversidad corporal no es una defensa de la obesidad», aclara Arroyo. «Aceptar que hay diversidad de cuerpos y que todos son válidos es distinto de no hacer nada para combatir la obesidad, que tiene consecuencias para la salud». La experta subraya la diferencia entre aceptar la diversidad corporal y combatir la obesidad, que implica un exceso de grasa con repercusiones en la salud.
Proteger a los Niños de la Gordofobia
La gordofobia puede afectar gravemente a niños y adolescentes, quienes son especialmente vulnerables a la presión social y a los comentarios hirientes. Los profesionales sanitarios trabajan con ellos para reforzar su autoestima y fomentar la autovaloración a través de la neutralidad corporal y la aceptación de sí mismos. «Es difícil evitar influencias negativas, pero podemos ayudar a los jóvenes a que no dejen de hacer nada por su vida y a que las realidades sociales les afecten lo menos posible», concluye Arroyo.
Este enfoque no solo es crucial para proteger a los niños, sino también para fomentar una sociedad más inclusiva y respetuosa con la diversidad corporal, especialmente durante una temporada en la que la apariencia física está más expuesta.
