Georgia se encuentra en un momento crítico de su historia política moderna ya que se prepara para celebrar elecciones parlamentarias este sábado, en un contexto marcado por las tensiones crecientes con Occidente y una aproximación preocupante del actual gobierno hacia Rusia. El país caucásico, en una encrucijada geopolítica, se juega su orientación futura, debatiéndose entre continuar su camino hacia la integración europea o inclinarse hacia la esfera de influencia del Kremlin.
El primer ministro georgiano, Irakli Kobajidze, destacó la importancia de estos comicios diciendo que el país «necesita un claro futuro europeo». Según él, la elección representa una dicotomía entre la guerra y la paz, instando a la sociedad a elegir la última. Este llamado se produce mientras el partido gobernante, Sueño Georgiano, ha sido criticado tanto por la oposición local como por instituciones occidentales por adoptar políticas alineadas con la normativa represiva de Rusia, especialmente desde que comenzó la guerra en Ucrania.
Más de 3.5 millones de ciudadanos están listos para emitir su voto para decidir los 150 escaños del parlamento. Este proceso electoral tiene lugar en un momento en el que las relaciones entre Georgia y la Unión Europea se encuentran en un punto especialmente bajo.
Se anticipa ampliamente que Sueño Georgiano mantenga su predominio en el parlamento, con algunas encuestas otorgándole hasta el 60% de los votos. Sin embargo, la oposición, que por primera vez en años ha logrado una unión significativa formando cuatro coaliciones, espera forjar un gobierno técnico si consigue una mayoría parlamentaria. En el corazón de su plataforma está el retorno de Georgia a la senda proeuropea, un camino avalado por el reciente congelamiento de las negociaciones de la UE con Tiflis tras la aprobación de legislación que mira con recelo a las ONG´s financiadas desde el exterior.
Sueño Georgiano, por su parte, ha capitalizado el miedo a la guerra en sus mensajes de campaña, sugiriendo que la oposición podría provocar un conflicto con Rusia, recordando a los electores el breve conflicto armado de 2008. Los carteles electorales del partido muestran de forma gráfica esta contraposición, colocando imágenes de la devastación en Ucrania junto a paisajes idílicos georgianos bajo el lema: «No a la guerra, elige la paz».
Bidzina Ivanishvili, fundador de Sueño Georgiano y considerado el hombre más influyente del país, ha defendido la trayectoria del gobierno, asegurando que la apertura y mejora en las relaciones con Occidente será posible tras las elecciones. Sin embargo, sus críticos le acusan de perseguir una política pro-Kremlin, subrayando sus conexiones con Rusia y acciones como la propuesta de vuelos directos Moscú-Tiflis y una disculpa a Osetia del Sur.
En este escenario tenso, diversas figuras de la oposición han prometido protestas postelectorales, mientras el Kremlin ha negado cualquier interferencia en el proceso electoral georgiano. Mientras tanto, la población georgiana se dirige a las urnas con la esperanza de definir el rumbo de su país, enfrentando una decisión que podría marcar su destino geopolítico en los próximos años.